Me enteré de su existencia a través de Jorge Luis Borges (Historia de la eternidad, 1936):
"En Trieste, en 1872, en un palacio con estatuas húmedas y obras de salubridad deficientes, un caballero con la cara historiada por una cicatriz africana —el capitán Richard Francis Burton, cónsul inglés— emprendió una famosa traducción del Quitab alif laila ua laila, libro que también los rumies llaman de las 1001 Noches."
Me remito a la sinopsis contenida en el libro Fawn M. Brodie:
"Sir Richard Francis Burton podía pasar por auténtico hombre renacentista: soldado, explorador, etnólogo, arqueólogo, poeta, traductor y uno de los primeros lingüistas de su tiempo. Como aficionado destacó en el campo de la física, la botánica y la geología, además de ser un soberbio espadachín y extraordinario narrador. Con riesgo de su vida visitó la Meca y Medina, ciudades sagradas del Islam, fue el primer europeo que exploró la ciudad prohibida de Harar, en Somalia, y buscó las Fuentes del Nilo Blanco, descubriendo el Lago Tanganika. Pero lo que realmente apasionaba a Burton no eran los hallazgos geográficos, sino el insondable fondo del género humano. Su increíble erudición sobre las costumbres sexuales de África y Oriente -condenadas por el puritanismo de su época- finalmente encontraron su máxima expresión en las notas y comentarios de su célebre traducción de Las mil y una noches. Para esta extraordinario biografía de uno de los más desconcertantes héroes de todos los tiempos, Fawn M. Brodie se ha basado directamente en fuentes originales y en una colección de cartas y documentos hasta ahora inéditos".
Pero lo que la autora logra captar mejor es a un ser atrapado dentro de sí mismo y su sociedad, pugnando por salir de ella, a veces de manera fiera, como pantera enjaulada, dispuesta a devorar el mundo, incluso si ello lo conduce a perecer, tanto física como socialmente.
Con pulso preciso, logra construir una figura intimidante, como si encarnara la maldad, pero que, muy lejos de ello, es alguien moralmente firme, e incluso tierno con sus compañeros cuando se trata de sacrificios en medio de las adversidades de sus expediciones (y siempre justo con sus colaboradores).
Las anécdotas que precedían a Burton solo podían generar respeto (como el que le mostraron Mitre y Sarmiento) o suspicacia:
Mientras Isabel consideraba que su vida era “salvaje, romántica y solemne", el valí turco tan sólo veía espionaje e intriga. La noticia de que Burton había despedido a todos los hombres a su servicio que aceptaban sobornos tan sólo sirvió para inquietarle aún más. (Cap. 22)
Europa, África, Asia y América del Sur (incluso estuvo en Lima) lo conocieron. Dicen que pre-figura a Lawrence de Arabia (ya siendo deseos de leer esta biografía) y es imposible no asociarlo a Hemingway y sus arranques etílicos.
Su esposa lo adoraba y ese sentimiento la llevó a incinerar piadosamente sus diarios y escritos inéditos. Incluso en vida de Burton logró incluir algún prefacio para marcar distancia del anti-clericalismo de su esposo, para diversión de los críticos.
¿Habrá alguna película sobre la vida de este aventurero que, en palabra de Borges, soñó en diecisiete idiomas y dominó treinta y cinco (semitas, dravidios, indoeuropeos, etiópicos)?
No se cómo, pero Burton terminó incluido en una línea de mi tesis de Maestría de Derecho.
Era un joven arrastrado por un ímpetu que pudo desbocar a cualquiera y que terminó generando admiración.
Nota 1: Me entero que Fawn M. Brodie también escribió la biografía de Thomas Jefferson. ¡Cómo me gustaría leerla!
Nota 2: Para quien esté interesado, recomiendo como introducción la amena "Sir Richard Burton, peregrino y sexólogo" de Juan Goytisolo, en Crónicas sarracinas (editorial Ruedo Ibérico).
Brodie, Fawn M. El diablo manda. La vida de sir Richard Burton. España, Ediciones Almed, 2015, pp. 490. (terminado de leer en noviembre 2021).