26 mayo 2021

M. El hijo del siglo

Seguimos la vida y la época de Mussolini, desde que funda los Fasci italiani di combattimento (Milán, 1919) hasta el momento que se encumbra en la jefatura del gobierno y disuelve el Parlamento (Roma, 1924). No fue un camino fácil. Tuvo que controlar varias facciones al interior de la organización. Contrario a lo que pudiera pensarse, el fascismo era un movimiento descentralizado. Convertirlo a partido le costó al Duce hacer concesiones propias de un buen negociante, aunque sin muchas intenciones de cumplir los acuerdos.

Existen momento tragicómicos. Si el Rey hubiera autorizado el estado de sitio, la marcha sobre Roma habría acabado en una desbandada de brabucones. Pero mucho más fuerte era la imagen de tropas contundentes que había sabido proyectar Mussolini que la realidad misma. Mucho se ha criticado a Víctor Manuel III su falta de carácter, pero también pudo ser la actitud de un monarca constitucional que no deseaba derramar sangre y trataba de dejarse llevar por los caminos de la democracia, aunque la italiana exigía más un condutcor.

En cambio, la muerte del diputado Matteotti, y la de muchos dirigentes, muestran el lado suicida de un país que toma esta opción (ya sea de Izquierda o Derecha).

Cómo se explica que una sociedad tolere y hasta llegue a venerar a un grupo violento y extremista. Sencillamente, porque se entiende que está combatiendo a otro grupo violento: los comunistas de aquella época, cuyo excesos, tanto en huelgas como en prepotencia individual y grupal, pero sobre todo, en la amenaza de una revolución -amenaza muy presente debido a la entonces reciente Revolución rusa-), generó simpatía por el opositor fascista.

Ello nos debe hacer reflexionar, pues con mucha facilidad se llama fascista al político de ideas derecha extrema, pero que carece de cualquier ánimo violentista. Esto es último hace la diferencia.

Propio de un historiador, es una biografía en el que hasta los pensamientos se encuentran documentados.

Scuratti, Antonio. M. El hijo del siglo. Alfaguara, 2020.

08 mayo 2021

Eloísa está debajo de un almendro

La noche del viernes 07.05.2021 fui a leer (placer paralelo al postergado "ver") Eloísa está debajo de un almendro (1940), del franquista Enrique Jardiel Poncela. Solo el prólogo (algo así como el Acto Cero), que se desarrolla en un cine de barrio, vale por toda la obra. Hay momentos en que uno no puede sino reírse a carcajadas (aunque con la sensación que más bien es el dramaturgo el que se está riendo del público). El Acto Segundo (último Acto) no terminó de convencerme, pero para entonces ya estamos dispuestos a concederle todo al autor español.

¿Alguna vez habrá sido escenificado en Lima? En YouTube hay como cuatro o cinco puestas en escena (algunas por amateurs bien intencionados). Esto habla claramente de su vigencia. Lamentablemente, ninguna está diseñada para ser vista por pantalla (mal audio, mal énfasis).

YouTube registra otras comedias suyas, siempre con títulos paradójicos: Un adulterio decente, Los ladrones somos gente honrada, etc. Pero parece que Eloísa es su obra maestra.

Finalmente, devolví el libro de mi padre a la biblioteca, donde había estado casi cincuenta años a la espera que lo leyera.

Madrid, Salvat Editores S.A., (biblioteca básica de libros RTV), 1969.