27 abril 2010

Poderes Secretos

¿Conoce usted al Inca Garcilaso de la Vega (Cuzco 1539 – Córdoba 1616)? De ser peruano, seguramente la respuesta será afirmativa. Empero, ¿alguna vez ha oído hablar del padre Blas Valera? Creo que la gran mayoría responderá que no.



¿Sabía usted que fue un mestizo ilustrado contemporáneo al Inca, sacerdote jesuita para mejor seña, al parecer poco complaciente ante la explotación de los indios y muy dado a mostrar su simpatía por la desaparecida cultura incaica? Cerca de los 45 años es enviado a Europa para ocuparse de la impresión de su obra (aunque bien ha podido ser para alejarlo de Perú). Es autor de Historia de los incas. Bajo estos antecedentes no es difícil imaginar a qué grupo social resaltaría. Convenientemente, parte sustancial del texto desaparece durante el saqueo de los ingleses a la ciudad de Cádiz (1596). Fallece al año siguiente y tres años después los fragmentos de su Historia es entregada al Inca Garcilaso de la Vega, quien publicará su famoso Comentarios Reales en 1609.

Lo que acabamos de expresar se encuentra en la Enciclopedia Ilustrada del Perú, en la entrada dedica a Blas Valera (ver final del presente artículo), de quien no se mencionada nada en la entrada del Inca Garcilaso de la Vega, lo cual es extraño teniendo en cuenta que aquél fue una de sus fuentes. ¿Ello suma algo más a la sospecha novelada de Miguel Gutiérrez?

Pues bien, de eso trata, entre otras cosas, Poderes Secretos. Su autor, hábilmente, toma los hechos conocidos y traza sobre ellos líneas interpretativas que dan nuevo sentido al pasado. Y si el pasado cambia, el presente también.

De Miguel Gutiérrez habíamos leído sus estudios críticos, lúcidos y aleccionadores. Esta es la primera vez que nos acercamos a una de sus ficciones (¿ensayo, biografía?) y no ha defraudado la fama que le precede. Así se lo hice saber hace unos días, cuando me lo presentaron. Se mostró sencillo, atento y muy gentil y, por supuesto, gustoso de hablar de literatura.

Para finalizar, si no había oído hablar antes del padre Blas Valera, y encuentra su nombre en una ficción, lógicamente se preguntará si se trata de un personaje histórico o más bien literario. Pues bien, es real y a continuación transcribimos su biografía:

«VALERA, Blas (Chachapoyas 1545 - Cádiz 1597): de la Compañía de Jesús, cronista. H. de Luis Valera y Francisca Pérez. Hizo estudios de Gramática en Trujillo; luego cursó Artes en Lima; e ingresó al novicia¬do de la Compañía de Jesús (29-XI-1568) en el Colegio Máximo de San Pablo. En atención a su conocimiento del quechua fue enviado a las misiones que los jesuitas habían establecido en Huarochirí (1570); y luego de hacer allí su magisterio, pasó a Cuzco, donde el obispo Sebastián de Lartaún le confirió las sagradas órdenes (1574).
Durante su permanencia en el colegio de aquella ciudad se le encargó compilar noticias acerca de la antigua civilización peruana; e igual tarea hubo de cumplir cuando pasó a Juli y Potosí. Pero fuera por la simpatía que en sus conversaciones manifestara hacia la cultura incaica, o por alguna flaqueza advertida en su formación religiosa, lo cierto es que en Potosí se le juzgó desfavorablemente; y que a base de su ejemplo pareció conveniente estrechar las puertas de la Compañía cuando se tratase de admitir mestizos. Concurrió entonces al III Concilio Límense (1583); y en col. c. Alonso de Barzana, Bartolomé de Santiago y Diego de Alcobaza ocupose en la traducción quechua de los catecismos, confesionario para párrocos de indios y otros textos de doctrina que el P. José de Acosta preparó en cumplimiento de un acuerdo conciliar. A ello se aplicó hasta 1586; y hacia 1590 viajó a Europa con el aparente pro pósito de que se ocupara en la impresión de su obra, pero tal vez por la desconfianza que inspiraba su condición de mestizo.
Permaneció en Cádiz, donde se hallaba cuando la ciudad fue saqueada por los ingleses (1596); y allí murió el 2-IV-1597. Escribió Historia de. los incas, de la cual sólo se conservaron algunos fragmentos después del referido saqueo, y el P. Pedro Maldonado de Saavedra los entregó al Inca Garcilaso (1600); un perdido Vocabulario quechua que parece haber sido la fuente empleada por algunos escritores de aquella época, pues, más que un simple glosario, es posible que fuera una compilación de noticias; y, además, se le atribuyen las apuntaciones del llamado jesuita anónimo en torno a las Costumbres antiguas del Perú, que Marcos Jiménez de la Espada incluyó entre sus “tres relaciones de antigüedades peruanas”».
Bibliografía

Gutiérrez, Miguel. Poderes Secretos. Bisagra – Editores, Huancayo, 2009 (segunda edición).

Tauro del Pino, Alberto. Enciclopedia Ilustrada del Perú. Peisa, Lima, 2001, tomo 17, página 2686 (biografía de Blas Valera).

Leído en Abril 2010.

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