Me gusta mucho esta edición física, con notas a pie de página de Engels y notas finales de los editores.
El libro abre con fotos de los autores y a lo largo del texto se intercalan ilustraciones de la portada de la primera edición, que antecede a la famosa "Un fantasma recorre Europa" (p. 31); una página del manuscrito original -las dos primeras líneas escritas por su esposa Junny Marx- (entre p. 54 y 55); y nuevamente la portada original de 1848, esta vez a color (entre p. 60 y 61).
Continúa con los prefacios a la edición alemana de 1872, rusa de 1882, alemana de 1883 -a partir de entonces, solo firmada por Engels-, inglesa de 1888, alemana de 1890 (una de las que más me gusta), polaca de 1892, italiana de 1893.
A partir de la edición alemana de 1883, Engels reconoce que pertenece única y exclusivamente a Marx la idea fundamental del Manifiesto; esto es:
que la producción [régimen] económica de la producción y la estructuración social que de ella se deriva necesariamente en cada época histórica constituye la base sobre la cual descansa la historia política e intelectual de esa época; que, por tanto, toda la historia [de la sociedad] (desde la disolución del régimen primitivo de propiedad común de la tierra) ha sido una historia de lucha de clases, de lucha entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas, en las diferentes fases del proceso social; y que ahora esta lucha ha llegado a una fase en que la clase en que la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede ya emanciparse de la clase que la explota y la oprime (la burguesía), sin emancipar, al mismo tiempo y para siempre, a la sociedad entera de la explotación, la opresión y las luchas de clases [...]
En la edición alemana de 1888, Engels, ampliándolo un poco más, nos vuelve a contar que el Manifiesto fue publicado como programa de la Liga de los Comunistas.
Dentro del libro, el prefacio alemán de 1890 es uno de las partes que más me gusta. "El Manifiesto tiene su propia historia" (p. 19), nos dice Engels. Habla de su recepción inicial, muy entusiasta. Luego, su desplazamiento a segundo plano. Después, su recuperación. Aún así, la Asociación Internacional de los Trabajadores, a fin de incluir "a las tradeuniones inglesas, a los proudhonianos franceses, belgas, italianos y españoles, y a los lassalleanos alemanes", no podía partir de los principios expuestos en el Manifiesto. Debía, pues, tener un programa diferente, el cual fue elaborado por Marx como preámbulo del Estatuto de la Internacional. 19-20). En las últimas líneas destaca la nota final 25:
25. El Congreso de Ginebra de la Primera Internacional fue llevado a cabo del 3 al 8 de septiembre de 1866. Asistieron a este congreso sesenta delegados representando al Congreso General y a las diferentes secciones de la Internacional como también a las sociedades de obreros de Inglaterra, Francia, Alemania y Suiza. Hermann Jung fue el presidente. “Instrucciones para los delegados del Congreso General Provisional en diferentes asuntos”, de Marx, fue leído en el congreso como informe oficial del Congreso General. Los proudhonianos, que eran dueños de una tercera parte de los votos en el congreso, se opusieron a las “Instrucciones” de Marx con un programa que abarcaba todos los rubros de la agenda. Sin embargo, los defensores del Congreso General se impusieron en la mayor parte de los problemas sometidos a discusión. El congreso adoptó seis de los nueve puntos contenidos en las “Instrucciones” como sus resoluciones: sobre una unión internacional de fuerzas, sobre la sanción legal de la jornada de 8 horas de trabajo, sobre el trabajo de los niños y las mujeres, sobre la labor cooperativa, sobre los sindicatos y sobre el ejército permanente. El Congreso de Ginebra también aprobó los Estatutos Generales y Reglamentos Administrativos de la Asociación Internacional de los Trabajadores.
El Congreso obrero de París — El Congreso de Trabajadores de la Internacional Socialista fue llevado a cabo en París del 14 al 20 de julio de 1889, y fue, en realidad, el congreso para la fundación de la Segunda Internacional. Antes del congreso los marxistas dirigidos directamente por Engels mantuvieron una persistente lucha oponiéndose a los oportunistas franceses (posibilistas) …
Está compuesto de cuatro capítulos muy cortos y de fácil lectura.
Capítulo I Burgueses y proletarios
"La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases.
Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes.
En las anteriores épocas históricas encontramos casi por todas partes una completa división [estructuración] de la sociedad en diversos estamentos, una múltiple escala gradual de condiciones sociales. En la antigua Roma hallamos patricios, caballeros, plebeyos y esclavos; en la Edad Media, señores feudales, vasallos, maestros, oficiales [de gremios] y siervos y, además, en casi todas estas clases todavía encontramos gradaciones especiales." (p. 32-33)
Capítulo II Proletarios y comunistas
Se nos ha reprochado a los comunistas el querer abolir la propiedad personalmente adquirida, fruto del trabajo propio, esa propiedad que forma la base de toda libertad, de toda actividad, de toda independencia individual. (p. 51)
III. Literatura socialista y capitalista
IV. Actitud de los comunistas ante los diferentes partidos de oposición.
“En Alemania, el Partido Comunista lucha de acuerdo con la burguesía, en tanto que esta actúa revolucionariamente contra la monarquía absoluta, la propiedad territorial feudal y la pequeña burguesía reaccionaria.
Pero jamás, en ningún momento, se olvida este partido de inculcar a los obreros la más clara conciencia del antagonismo hostil que existe entre la burguesía y el proletariado, a fin de que los obreros alemanes sepan convertir de inmediato las condiciones sociales y políticas que forzosamente ha de traer consigo la dominación burguesa en otras tantas armas contra la burguesía, a fin de que, tan pronto sean derrocadas las clases reaccionarias en Alemania, comience inmediatamente la lucha contra la misma burguesía.
[…]
En resumen, los comunistas apoyan por doquier todo movimiento revolucionario contra el régimen social y político existente.
En todos los movimientos ponen en primer término, como cuestión fundamental del movimiento, la cuestión de la propiedad, cualquiera sea la forma más o menos desarrollada que esta revista.
En fin, los comunistas trabajan en todas partes por la unión y el acuerdo entre los partidos democráticos de todos los países.
Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Las clases dominantes pueden temblar ante una revolución comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.” (p. 76-77)
Leído en abril 2021, después de las elecciones generales que ganaron Perú Libre (Pedro Castillo Terrones) y Fuerza Popular (Keiko Fujimori Higuchi).
Antes de fin de año, pretendo continuar con la Agonía de Mariátegui, de Flores Galindo, y Esencia de la democracia, de Kelsen.
Marx, Carlos y Engels Federico. Manifiesto del Partido Comunista. Ediciones en Lengua Extranjera. Pekin, 1971 (tercera reimpresión)
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