22 octubre 2011

Los endemoniados



 “- Esto que propongo no es ninguna cobardía, sino el paraíso. ¡El paraíso terrenal! Puesto que no puede haber otro –concluyó Chigalioff, con autoridad” (p. 507; p. 506 y 526-527).

De Fedor Dostoyevski leí Crimen y castigo cuando estaba en secundaria. Ahora continúo con Los endemoniados, y espero que en algún momento siga Los hermanos Karamazov.
Terminé de leer Los endemoniados en Octubre de 2011 dentro de plan de lectura terrorista y revolucionarios, que inicié con Rosa Cuchillo, y que espero continuar (no inmediatamente) con Los posesos de Albert Camus.
Después de avanzar varios capítulos, entendí la necesidad de anotar el nombre de los personajes, no tanto por la cantidad (pues no lo necesité en Los miserables) como por las particularidades de la cultura rusa. Tal vez los siguientes apuntes ayuden a los nuevos lectores.
Personajes principales:
Antonio Lavrentievitch (p. 181), relata la historia, aunque su presencia no es más relevante que una cámara.
Bárbara Petrovna Stravroguin, aristócrata. “Bárbara Petrovna levantó ligeramente la cabeza y apoyó con expresión dolorosa los dedos de su mano derecha en la sien, que parecía dolerle” (p. 226). “Bárbara Petrovna tuvo una sonrisa contrariada” (p. 226). “Bárbara Petrovna se mantenía erguida, como una flecha dispuesta para el disparo. Lanzó una larga y severa mirada a Prascovia Ivanovna, y dijo al fin con una tranquilidad siniestra […]” (p. 227).  Supongo que por ese carácter aristocrático, contenido, digno frente a otros, pero débil ante su adorado hijo, J.L. Borges, comentando esta obra, dijo que conoció mujeres así en Buenos Aires.
Nicolás Vsevolodovitch Stravroguin, hijo de Bárbara Petrovna Stravroguin, se casó con María Timofeievna Lebiadkin. Dirigiéndose a Piotr Stefanovitch Verkhovenski, dice: “Usted acaba de mencionar las fuerzas de que dispone: el funcionamiento, el sentimentalismo, cosas que constituyen un cimiento excelente, pero aún hay algo mejor. Persuada a cuatro miembros de una sección a que maten al quinto, con el pretexto de que es un soplón, e inmediatamente la sangre derramada ligará indisolublemente a todos. Se convertirán en sus esclavos, no se atreverán a rebelarse ni a exigir cuentas.” (p. 485).
Stefan Trofimovitch Verkhovenski, profesor de Nicolás Vsevolodovitch Stravroguin.
Piotr Stefanovitch Verkhovenski (Petrushka), hijo de Stefan Trofimovitch V.
Prascovia Ivanovna Drozdoff (p. 96), aristócrata, amiga de infancia de Bárbara Petrovna Stravroguin.
Lisaveta Nicolaievna, hija de Prascovia Ivanovna Drozdoff.
Iván Chatoff (p. 66), hijo del siervo (Pavel Fiodorov) que fue ayuda de cámara de Bárbara Petrovna Stravroguin. Hermano de Daría Pavlova y esposo de María Chatoff.
Daría Pavlova (Dacha), hermana de Chatoff. Vive en casa de Bárbara Petrovna Stravroguin.
Lebiadkin (p. 69), “capitán”.
María Timofeievna Lebiadkin, hermana del “capitán” Lebiadkin.
Mauricio Nicolaievitch (p.181), capitán de artillería
Andrés Antonovitch von Lembke (p. 98), el gobernador.
Julia Mikhainova, esposa del gobernador.
Karmazinoff, parodia de Turgueniev (Parte segunda, capítulo VI, entrada 5).
Kiriloff: “Hoy el hombre aún es hombre. Vendrá un hombre nuevo, dichoso y orgulloso. Aquel para quien le sea indiferente vivir o no vivir, ése será el hombre nuevo. Aquel que vencerá al sufrimiento y al terror, y él mismo será Dios. Entonces, el otro Dios ya no existirá” (p. 166)
El grupo de los cinco o Los Nuestros (p. 492) son: Liputin; Virguinsky (p. 68); el hermano de la señora Virguinsky, Changalioff, Liamchim y Tolkatchenko.
Erkel (sumado al grupo de los cinco o Los Nuestros).
Tikhon, monje
Hay muchos pasajes inolvidables, entre ellos: 
·         La desagradable conversación entre Stefan Trofimovitch Verkhovenski y su hijo Piotr (Parte segunda, capítulo IV, entrada 2).
·         Todo el capítulo Los nuestros (Parte segunda, capítulo VII).
·         La confesión de Stavroguin (Parte segunda, capítulo VIII).
·         Las últimas trescientas páginas (la organización de la fiesta, el desastre, el incendio y las demás acciones).
Chigalieff dice: “Cada uno de estos grupos, reclutando prosélitos y ramificándose hasta el infinito, tiene por objeto minar constantemente, y por medio de una propaganda sistemática, el prestigio de la autoridad local, así como sembrar el desconcierto en el campo, provocar escándalos, empujar al cinismo y la incredulidad, suscitar el deseo de una suerte mejor y, en, recurrir al incendio como un procedimiento eminentemente popular para hundir en el momento oportuno al país en la desesperación (p. 736-737).
Empero, el hecho que todo ello se aplique a la fiesta organizada por la esposa del gobernador hace parecer a estos jóvenes más como muchachitos malcriados que como futuros terroristas. Mucho hay de rebeldía mal encausada.
No obstante, no se puede explicar los sucesos siguientes, de muerte y tragedia, sin esas acciones casi pueriles. Es como una degradación, en las que, sin darse cuenta, sus rebeliones de juventud se transforman en sangre y asesinato.

Pero también esa insatisfacción inicial tiene su origen en las ideas (parte primera, capítulo primero, apartado 9).
Mucho se ha dicho de esta obra, al principio vista como una parodia política de su época y ahora como una profecía atroz de terrorismo y revolucionarios. Me gustó el análisis personaje – símbolo que se encuentra en el siguiente vínculo:
Dostoyevski, Fedor. Los endemoniados. Editorial Bruguera, S.A., Barcelona, 1969 (primera edición), páginas 893.

2 comentarios:

  1. Acabo de empezar el libro, esto me va a venir muy bien, ya tengo experiencia con Dostoievski y me imagino el lío que se avecina. Muchas gracias.
    No dudes en leer "Los hermanos Karamazov". Es más difícil por la gran cantidad de personajes, pero es comparable a "Crimen y castigo", impresionante.

    ResponderEliminar
  2. Tu recomendación y la reciente puesta en escena de Mariana de Althaus me han animado a afrontar Los hermanos Karamazov (papel y lapiz en mano).

    ResponderEliminar