12 enero 2013

Biografía de Bill Clinton

Cuando Bill Clinton publicó su autobiografía la crítica dijo que el libro trataba sobre la vida aburrida de una persona sumamente interesante. Y no podía ser de otro modo, pues el autor tenía que cuidar el mito que tanto le había costado elaborar y mantener.


La biografía de Hamilton, en cambio, no hace concesiones.

El primer tomo, que trata desde sus antepasados hasta que, después de ser derrotado para el Congreso nacional, se postula para gobernador de Arkansas, muestra a un muchacho que en base a convicción supera la violencia doméstica de su padrastro alcohólico y el entorno racista de un Estado sureño y subdesarrollado. No se puede sino sentir simpatía por ese joven.

Ingenuamente, el biógrafo no encuentra la respuesta de por qué el joven William adopta el apellido de su padrastro alcohólico de quien su madre acaba de divorciarse. La razón a mi me parece obvia: Bill Clinton tenía mejor sonido (para un político que aspiraba a la presidencia de su país).

El segundo tomo nos muestra al gobernador más joven de EE.UU. que, apenas dos años después, es derrotado en las urnas. La humillación de no ser re-elegido, pese a su poca disposición a reconocer errores, le enseñará lo que aprenden los políticos primerizos (desde Allende hasta Alan García y las misma alcaldesa de Lima, Susana Villarán), que no se puede hacer revoluciones en cortos períodos y que los pueblos quieren ver obras concretas. Este tomo finaliza con su llegada a la presidencia de EE.UU.

Hecho las sumas y las restas, estamos ante un político idealista, indiscutiblemente honrado desde el punto de vista económico, con virtudes y defectos (que incluía mentir, traicionar y ser desagradecido, si lo creía necesario), que contaba con activo sumamente importante: Hillary.

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