(2012, junio) Carlos Fuentes ya había aceptado que para octubre de 2012 la Universidad Nacional Mayor de San Marcos le otorgara el grado Doctor Honoris Causa. Como preparativo, La Casa de la Literatura hacía una charla por los cincuenta años de Aura y La muerte de Artemio Cruz (esta última, novela que leí deslumbrado). Agendé esa fecha y asistí. El día anterior, sin embargo, nos apenaría la muerte del autor mexicano. Qué bonito hubiera sido tenerlo en Lima y escucharlo hablar del Boom. Tal vez tenga razón Agustín Prado Alvarado, expositor aquel 16 de mayo, cuando dijo que si el premio Nobel no se lo hubieran otorgado a Mario Vargas Llosa se lo habrían dado a Carlos Fuentes, y también tuvo razón Carlos Fuentes cuando dijo que él recibió el premio Nobel cuando se lo otorgaron a Gabriel García Márquez.
Con esos antecedentes, me zambullí en la primera novela de Carlos Fuentes, publicada en 1962. Dividida en tres partes, acabo de terminar la primera. Soy un gran admirador del flashback y Carlos Fuentes lo utiliza de manera excepcional (todavía recurriendo a las letras cursivas, lo cual será superado por Mario Vargas Llosa).
Novela contemporánea a La ciudad y los perros, no puedo evitar hacer una comparación (obviamente, injusta).
Mientras la novela de Vargas Llosa hace un microcosmo de la sociedad peruana en la escuela militar, teniendo una espina dorsal (el robo del examen, la delación y muerte de El Esclavo); es decir, se percibe una concentración, en la novela del mexicano hay exactamente lo contrario: una dispersión en la ambición de englobar a toda la sociedad de su país. Por lo menos, todavía no encuentro esa espina dorsal. Es posible que no tenga por qué contar con ello. En todo caso, el riesgo es bastante y, hasta donde la voy leyendo, lo está pagando. Espero continuar.
Fuentes, Carlos. Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1997, páginas 470.
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