20 noviembre 2021

El diablo manda. La vida de sir Richard Burton

Me enteré de su existencia a través de Jorge Luis Borges (Historia de la eternidad, 1936):

"En Trieste, en 1872, en un palacio con estatuas húmedas y obras de salubridad deficientes, un caballero con la cara historiada por una cicatriz africana —el capitán Richard Francis Burton, cónsul inglés— emprendió una famosa traducción del Quitab alif laila ua laila, libro que también los rumies llaman de las 1001 Noches."

Me remito a la sinopsis contenida en el libro Fawn M. Brodie:

"Sir Richard Francis Burton podía pasar por auténtico hombre renacentista: soldado, explorador, etnólogo, arqueólogo, poeta, traductor y uno de los primeros lingüistas de su tiempo. Como aficionado destacó en el campo de la física, la botánica y la geología, además de ser un soberbio espadachín y extraordinario narrador. Con riesgo de su vida visitó la Meca y Medina, ciudades sagradas del Islam, fue el primer europeo que exploró la ciudad prohibida de Harar, en Somalia, y buscó las Fuentes del Nilo Blanco, descubriendo el Lago Tanganika. Pero lo que realmente apasionaba a Burton no eran los hallazgos geográficos, sino el insondable fondo del género humano. Su increíble erudición sobre las costumbres sexuales de África y Oriente -condenadas por el puritanismo de su época- finalmente encontraron su máxima expresión en las notas y comentarios de su célebre traducción de Las mil y una noches. Para esta extraordinario biografía de uno de los más desconcertantes héroes de todos los tiempos, Fawn M. Brodie se ha basado directamente en fuentes originales y en una colección de cartas y documentos hasta ahora inéditos".

Pero lo que la autora logra captar mejor es a un ser atrapado dentro de sí mismo y su sociedad, pugnando por salir de ella, a veces de manera fiera, como pantera enjaulada, dispuesta a devorar el mundo, incluso si ello lo conduce a perecer, tanto física como socialmente.

Con pulso preciso, logra construir una figura intimidante, como si encarnara la maldad, pero que, muy lejos de ello, es alguien moralmente firme, e incluso tierno con sus compañeros cuando se trata de sacrificios en medio de  las adversidades de sus expediciones (y siempre justo con sus colaboradores).

Las anécdotas que precedían a Burton solo podían generar respeto (como el que le mostraron Mitre y Sarmiento) o suspicacia:

Mientras Isabel consideraba que su vida era “salvaje, romántica y solemne", el valí turco tan sólo veía espionaje e intriga. La noticia de que Burton había despedido a todos los hombres a su servicio que aceptaban sobornos tan sólo sirvió para inquietarle aún más. (Cap. 22)

Europa, África, Asia y América del Sur (incluso estuvo en Lima) lo conocieron. Dicen que pre-figura a Lawrence de Arabia (ya siendo deseos de leer esta biografía) y es imposible no asociarlo a Hemingway y sus arranques etílicos. 

Su esposa lo adoraba y ese sentimiento la llevó a incinerar piadosamente sus diarios y escritos inéditos. Incluso en vida de Burton logró incluir algún prefacio para marcar distancia del anti-clericalismo de su esposo, para diversión de los críticos.

¿Habrá alguna película sobre la vida de este aventurero que, en palabra de Borges, soñó en diecisiete idiomas y dominó treinta y cinco (semitas, dravidios, indoeuropeos, etiópicos)?

No se cómo, pero Burton terminó incluido en una línea de mi tesis de Maestría de Derecho.

Era un joven arrastrado por un ímpetu que pudo desbocar a cualquiera y que terminó generando admiración.

Nota 1: Me entero que Fawn M. Brodie también escribió la biografía de Thomas Jefferson. ¡Cómo me gustaría leerla!

Nota 2: Para quien esté interesado, recomiendo como introducción la amena "Sir Richard Burton, peregrino y sexólogo" de Juan Goytisolo, en Crónicas sarracinas (editorial Ruedo Ibérico).

Brodie, Fawn M. El diablo manda. La vida de sir Richard Burton. España, Ediciones Almed, 2015, pp. 490. (terminado de leer en noviembre 2021).

06 noviembre 2021

La montaña mágica

Debió ser en el verano de 1984 cuando la lectura consecutiva de tres novelas me arrastraron para siempre al torbellino apasionado de la literatura. Tenía dieciocho años. Hasta ese entonces la Historia ocupaba su lugar. Antes había leído algo de ficción, muy poco y nada relevante. Recuerdo El don ha muerto y el resumen de El padrino. Más serio, me había atrapado A sangre fría (cuando no sabía quién era Truman Capote ni qué era la literatura no ficción), derrotado El hombre de la esquina rosada (que solo disfruté quince o veinte años después) y arrobado por un un cuento de Bryce Echenique.

Una de las tres novelas que compusieron el cocktail de aquel verano, 1984, fue precisamente La montaña mágica. Seguramente la leí en la traducción de Mario Verdaguer y que ahora me he dispuesto a re-leer en la traducción de Isabel García Adánez.

"Tal vez también yo debería razonar un poco más y no aceptar las cosas tal como se presentan; [Settembrini] tiene toda la razón. Aunque a veces se empieza juzgando, censurando e indignándose y luego pasa algo que no tiene nada que ver con el juicio racional y adiós a la rectitud moral, adiós a la república y al bello estilo, que de pronto se antojan cosas sin interés". (p. 224)

Las descripciones de Mann se dibujan fácilmente en nuestra imaginación:

“Al llegar ahí, Settembrini guardó silencio. Con esta tesis cerraba su discurso de un modo rotundo. Era un asunto muy serio para él; no lo había expuesto sólo para distraer a Hans Castorp y no había querido darle opción a replicar, sino que, al terminar su argumentación, había hecho la inflexión de la voz propia del punto final. Permaneció sentado, con la boca cerrada y las manos entrelazadas en el regazo, con una pierna cruzada sobre la otra y la mirada fija en el pie que quedaba en el aire y que se balanceaba muy ligeramente.

Hans Castorp, pues, también guardó silencio. Apoyado en su almohada, volvió la cabeza hacia la pared y empezó a tamborilear con los dedos sobre el edredón. Tenía la impresión de que acababan de echarle un sermón, de llamarle al orden, incluso de reñirle; y su mutismo encerraba buena parte de obstinación infantil. El silencio duró bastante tiempo.

 Por fin, Settembrini alzó la cabeza y dijo, sonriendo:

 —¿No se acuerda, ingeniero, de que ya una vez entablamos una discusión semejante, por no decir la misma? Estábamos charlando […]”. (p. 256)

Otro ejemplo, también con Settembrini, lo apreciamos en la página 486.

A partir de la mitad del libro; esto es, capítulo VI -Un nuevo personaje-, aparece Naphta.

Precisamente, Naphta nos dice que "Es verdadero lo que es beneficioso para el hombre" (capítulo VI, sub Del reino de Dios y de la salvación, p. 510) y desarrolla la idea principal del utilitarismo.

En relación al comunismo, Naptha dice que "El proletariado ha hecho suya la doctrina de San Gregorio Magno, en él se ha renovado su fervor religioso y, como también dijera el santo, no podrá apartar sus manos de la sangre. Su misión es instituir el terror en aras del bien del mundo y de alcanzar la salvación última: la vida en Dios sin Estado ni clases sociales" (p. 517).

Imposible no pensar en La muerte en Venecia (1912) cuando Wehsal pregunta: "«¿Qué opinan los señores de una declaración de amor sin ninguna esperanza?»" (capítulo VI, sub Asalto rechazado, p. 548) y luego lo desarrolla.

Mann se extiende en muchos temas, unos más interesantes que otros. Uno de los más favorecidos es la francmasonería (capítulo VI, sub Como un soldado y como un valiente). Inicia en p. 657 en la conversación con Hans Castorp con Naphta, que en la p. 664 continúa con Settembrini. Estas conversaciones por separado con los mentores se reanudan a partir del regreso del primo Joachim (p. 670).

"Procure recordar que la tolerancia se convierte en un crimen cuando se tiene tolerancia con el mal" (p. 667), dice Settembrini.


Algunas obras:

1912    La muerte en Venecia
1924    La montaña mágica

Mann, Thomas. La montaña mágica. Buenos Aires, Edhasa, 2005 (primera edición, traducido por Isabel García Adánez), 936 p.

03 octubre 2021

Crónica de un drama familiar

Alexander Herzen, hombre de principios, nos relata el doloroso momento en que su matrimonio se desmorona por el adulterio de ella con un poeta alemán que él había cobijado. Cuando, después de atravesar la etapa recriminatoria, empieza a recuperar la relación conyugal, una tragedia se lleva a su madre y a su hijo. El golpe anímico es tan fuerte que incide en la salud de su esposa, quien fallece al cabo de un tiempo.

"No, no de la reconciliación; ese término no es apropiado. Las palabras son como las prendas fabricadas en serie: le sientan bien «hasta cierto punto» a todas las personas de la misma talla y le cada mal a cada una de ellas" (p. 114)

Escrito desde las entrañas, este capítulo fue incorporado después de su muerte a la autobiografía titulada Pasado y pensamiento.

Lo que sucedió posterior a este episodio absolutamente personal nos los relató E.H. Carr en Los exiliados románticos, obra biográfica de la intelligentsia rusa (revolucionarios esparcidos por Europa), en el que la Historia se mezcla hábilmente con la anécdota, la cual, si cuento aquí, sería como un chisme.

Todo ello, más los trabajos de Isaiah Berlin, darían pie a Tom Stoppard a levantar La costa de la utopía, trilogía dramática en el que las ideas y el humor se mezclan y nos revelan una época de Europa.

Herzen, Alexander. Crónica de un drama familiar. Barcelona, Alba Editorial, pp. 181.

28 agosto 2021

Abimael. El sendero del terror

 ¿Cómo es posible que, cuando leo «Chuschi», yo no lo relacione con el pueblito ubicado a 112 Km. de Huamanga, departamento de Ayacucho, donde Sendero Luminoso inició sus acciones armadas el 17 de mayo de 1980, un día antes de las elecciones que restituyeron la democracia en Perú, prendiendo fuego a veinticuatro ánforas, padrones y cédulas de votación?

No basta saber que aquello sucedió, sino que sucedió en Chuschi, un lugar que al 2017, y seguramente también al 2021, se mantiene desconectado del país como lo estuviere en aquella fecha.

Me entero del nombre del pueblito al final del libro y, en las pocas páginas que faltan para terminarlo, se relata la crudeza del primer asesinato senderista. Fue contra Benigno Medina del Carpio. Su hijo, apenas un niño, logró escapar, no sin antes, trepado en un árbol, oír los gritos dolorosos de su padre. La cobardía de la que injustamente se acusaría así mismo lo persiguió hasta hundirlo en el alcoholismo. Lo superó y recayó más de una vez, hasta su temprana muerte.

Pero ese horror solo se siente al final del libro. Hasta ese punto, el autor se enfrenta al problema que tienen los biógrafos: cómo hacer para no transmitir simpatía por seres abominables al relatar el período anterior a sus actos nefastos. Jara se cuida, a través de adjetivos, de dejar en claro la insania de Abimael Guzmán Reinoso.

Empero, mientras tanto, nos relata su vida. Manuel Rubén Abimael nació hijo natural, con todo el estigma de la bastardía. Pronto su joven madre tiene que deshacerse de él para mantener su nueva relación. El niño es encargado a familiares y pasa de casa en casa y de provincia a provincia. De Chimbote (el último lugar donde vio a su madre) llega al Callao para continuar sus estudios escolares a cambio de ser el mandadero de la familia. Tenía diez años de edad (p.31). El niño aseaba la casa, hacía los recados y partía al colegio. Era muy inteligente para los estudios. Por sombría coincidencia, estuvo inscrito en el Colegio Nacional Dos de Mayo una década antes que Víctor Polay Campos, líder terrorista del MRTA, ocupara las mismas carpetas.

Ya adolescente, es admitido en la próspera casa de su padre. Pero no será él, sino su madrastra la que lo hará sentir como un hijo querido.

A la par, el autor nos cuenta la historia de un país profundo y olvidado por la justicia, en extrema pobreza.

Créanme que endilgar adjetivos de horror y demencia no son suficiente para teñir así al personaje principal. ¿Cómo se puede sentir antipatía por Oliver Twist? Sin esas últimas páginas uno corre el riesgo de entrar en confusión. Hasta que el talento de Jara no nos regale el segundo volumen (en la que relate la sangrienta historia de 1980 en adelante), no estoy seguro de recomendar este libro a jóvenes nacidos después de 1990.

La obra también nos habla de la enigmática Augusta La Torre Carrasco. Sin la camarada Norah, joven, bella y fanática, Sendero Luminoso jamás hubiera sido una organización terrorista. Ella lo hizo operativo.

En 1974 la pareja vivió en Jesús María, Residencial San Felipe (p.149).

Por supuesto, también era necesario un capítulo para Mao Tse Tung. La repulsión que genera el líder chino es inmediata. En cambio, como ya dije, habrá que esperar hasta el final del libro para recién sentir lo mismo por el camarada Gonzalo.

Leído en agosto 2021.

Jara, Umberto. Abimael. El sendero del terror. Lima, Editorial Planeta S.A., 2017.

22 agosto 2021

El olvido que seremos

La mayor de las veces, las novelas sobre padres e hijos están marcadas por el distanciamiento emocional. Héctor Abad Faciolince consiguió la proeza de traducir a literatura el amor y la admiración sin ceder un ápice al sentimentalismo.

Pero no solo es la historia de la relación con su padre. También nos presenta a su madre (p.88-89) y sus hermanas. La historia de su familia se ubica en la convulsa Colombia de los años 70 y 80; específicamente en Medellín (¿es que acaso todo el último tercio del siglo XX sucedió en Antioquía?)

Ahí vemos al médico Héctor Abad Gómez, especialista en salud pública, catedrático de la Universidad de Antioquía. Para los conservadores era un radical y para la Izquierda extrema era demasiado tibio:  

"[...] cuando él más que nunca predicaba la tolerancia de todas las ideas, y el mesoísmo en filosofía (una palabra que él había inventado para defender el justo medio, el antidogmatismo y la negociación) repetía mucho la siguiente frase, quizá citando a alguien que no recuerdo: «Aquéllos a quienes los güelfos acusan de gibelinos, y los gibelinos acusan de güelfos, esos tienen la razón»." (p. 95).

Pero inclusive este hombre "«cristiano en religión, marxista en economía y liberal en política»" (p. 176) sucumbió al halago y permitió ser utilizado por impresentable partidarios del régimen de Corea del Norte (p.221).

La escena en que recoge de la morgue la ropa de su padre y cae del saco una de las balas, le revela que las autoridades no tenían mucho interés en averiguar lo ocurrido (p.225), pero, también, le muestra el poema de Borges que da título a la novela.

Esta es una de esas novelas que uno ansía ver en pantalla. Aun así, no es un libro fácil de convertir en imágenes y, tal vez, la película no está a la altura. En todo caso, ha sido un acierto que Javier Cámara encarne al padre. Uno tiene la sensación que ningún otro actor podría hacerlo ... tal vez por la calvicie.

Leído en diciembre 2020.

Abad Faciolince, Héctor. El olvido que seremos. Bogotá, Planeta S.A., 2006

07 agosto 2021

Las guerrillas de 1965: balance y perspectiva

Su nombramiento como ministro de Relaciones Exteriores, bajo el régimen asumido por el presidente Pedro Castillo Terrones, me dio para leer esta obra.

En el Prólogo p.11 se menciona al teniente Vallejo y los colegiales provistos de viejos fusiles de instrucción con los que se alzaron en Jauja. Esta historia le servirá a Mario Vargas Llosa como base (solo como base) de Historia de Mayta.

Capítulo I: Guerrillas en germen, Ideas en germen

En p.22, empieza el programa guerrillero MIR.

En. 23, el proceso de propiedad feudal – privada – cooperativa, que la experiencia cubana abrevió.

En p.25, acápite «¿Guerrilla, calco y copia?» compara la experiencia cubana y la guerrilla de 1965.

En p.27 compara las diferencias entre clase media y campesinado.

En p.28, “Partiendo de una concepción liberal democrática”, detalla la líneas ascendente de la Revolución cubana, desde las revueltas callejeras en La Habana, pasando por acciones armadas (asalto al cuartel Moncada), hasta la guerrilla de Sierra Maestra. Este proceso significó el involucramiento de la población, simpatizando con los revolucionarios. Ya tomado el poder, desde asumir las ideas socialistas hasta la oficialización del marxismo leninismo, “en un diálogo constante con el pueblo”. No sucedió lo mismo en Perú (p.29).

En p.30, “En suma, no estuvimos equivocados al tratar de iniciar la revolución en nuestro país, ni tampoco cuando empezamos a balbucear algunas heterodoxias, pero fallamos cuando nos calamos más hondo en las experiencias revolucionarias de otros países, particularmente, la cubana, y sobre todo [asumo que falta una frase como «cuando no calamos»] en la experiencia acumulada por el pueblo de nuestro propio país”.

En p.31, la guerrilla confrontó al partido comunista. Su fracaso no se debió a que éste le negara apoyo.

Capítulo II: LA OPCIÓN, HOY

Referida al proceso revolucionario 1968 – 1974 llevada por las Fuerzas Armadas.

En p.46, acápite «Revolución o fascismo» hace un breve recuento histórico. “Ciertamente, el fascismo es el producto de ciertos capitalismos agónicos, aterrorizados ante la inminencia de la revolución social […]”.

Capítulo IV: EL MARCO SOCIAL

Es uno de los capítulos más interesantes. Rancas (p.70), Hugo Blanco (p.70)

Capítulo V: LAS CAUSAS POLÍTICAS

En p.83, acápite «La “Nueva Izquierda”»: del APRA, el MIR y VR; del PC, FIR, ELN y otros de tendencia maoísta.

En p.87, la “nueva izquierda” carece de un planteamiento ideológico coherente. División de la izquierda. “[Eudocio] Ravines es posiblemente el traidor más inescrupuloso de América Latina […]”, “[…] modelo degenerado de estalinismo que Ravines implantó en el Perú”. “[…] esta nueva izquierda tenía, hay que decirlo, mucho de viejo”.

En p.88, acápite «La izquierda y la sindicalización campesina»: Hugo Blanco.

Leído el 07 de agosto 2021.

Béjar, Héctor. Las guerrillas de 1965: balance y perspectiva. Lima, PEISA, 1973.

17 julio 2021

Karl Marx: su vida y su entorno

Capítulo 5: Materialismo histórico

"Tales ideologías —nacionales, religiosas, económicas, etc.— constituyen formas de autoengaño colectivo; las víctimas de la clase gobernante —los proletarios y los campesinos— se las asimilan como parte de su educación normal, de la visión general de la sociedad antinatural, y así llegan a considerarlas y aceptarlas como elementos objetivos, justos, necesarios, del orden natural que explican las pseudociencias creadas con ese fin."

"Por puros que sean sus motivos, los mutualistas, los «verdaderos socialistas», los anarquistas místicos, son por lo tanto enemigos más peligrosos del proletariado que la burguesía, pues ésta es por lo menos un enemigo declarado, de cuyas palabras y hechos los trabajadores pueden aprender a desconfiar. Pero aquellos otros que proclaman su solidaridad con los trabajadores y suponen que siempre existen intereses universales de la humanidad como tales, comunes a todos los hombres —que los hombres tienen intereses independientes de su afiliación a determinada clase, o que trascienden a ésta—, diseminan el error y la oscuridad en el mismo campo proletario, y así lo debilitan para la próxima lucha."

"La liberación gradual de la humanidad ha seguido una dirección definida, irreversible: toda nueva época se inaugura con la liberación de una clase hasta entonces oprimida, y ninguna clase, una vez destruida, puede retornar. La historia no se desplaza hacia atrás ni en movimientos cíclicos, sino que todas sus conquistas son finales e irrevocables."

"Su lucha resulta así no ya una lucha por los derechos naturales de un particular sector de la sociedad, pues los derechos naturales no son más que la formulación ideal de la actitud burguesa frente a la santidad de la propiedad privada; los únicos derechos reales son los que confiere la historia, el derecho de desempeñar el papel históricamente impuesto a la clase a la que uno pertenece. En este sentido, la burguesía tiene plenos derechos a librar su batalla final contra las masas, pero su empeño está desahuciado de antemano: necesariamente ha de sucumbir, como en su hora fue derrotada la nobleza feudal. En cuanto a las masas, luchan por la libertad no porque así lo decidan, sino porque deben hacerlo o, más bien, así lo eligen porque deben hacerlo: luchar es la condición de su supervivencia; el futuro les pertenece y, al luchar por él, luchan, como toda clase en ascenso, contra un enemigo destinado a perecer y, por lo tanto, luchan por toda la humanidad. Pero al paso que todas las otras victorias llevaban al poder a una clase sentenciada a desaparecer al fin, a este conflicto no sucederá ningún otro, pues está destinado a acabar con la condición de todas esas luchas al abolir las clases como tales, al disolver el mismo estado, hasta entonces instrumento de una clase única, en una sociedad libre porque en ella no hay clases. Ha de hacerse comprender al proletariado que no es posible ninguna transacción verdadera con el enemigo, que, si bien puede concertar con éste alianzas temporales a fin de derrotar a un adversario común, en última instancia ha de volverse contra él."

Capítulo 7: Exilio en Londres: la primera fase

Tema 1/2 Marx abandona la idea del golpe de Estado liderado por los representantes del proletariado en aras de la revolución proletaria

"Los desastres de 1848 no conmovieron para nada las creencias teóricas de Marx, pero lo obligaron a revisar seriamente su programa político. En los años 1847-48 influyó tanto en él la propaganda de Weitling y Blanqui que comenzó a creer, contra su natural inclinación hegeliana, que podría realizarse una revolución coronada por el éxito mediante un golpe de estado llevado a cabo por un grupo reducido, pero resuelto, de revolucionarios adiestrados que, después de tomar el poder, podrían mantenerse en él, constituyendo ellos mismos el comité ejecutivo de las masas en cuyo nombre obraban. Este grupo funcionaría como punta de lanza del ataque proletario. Después de años de servidumbre y oscuridad, no podía esperarse que las grandes masas de la clase obrera estuvieran maduras para gobernarse a sí mismas o para dominar y destruir a las fuerzas a las que habían desplazado. Consecuentemente, había de constituirse un partido que funcionara como una élite política, intelectual y legislativa del pueblo, y que gozaría de la confianza de éste en virtud de su desinterés, su superior esclarecimiento y su percepción práctica de las necesidades de la situación inmediata, que, en fin, fuese capaz de guiar los titubeantes pasos del pueblo durante el primer período de su primera libertad. Denominó a este necesario interludio estado de revolución permanente; la conduciría la dictadura del proletariado, clase revolucionaria que prevalecería sobre el resto «como un necesario paso intermedio para llegar a la abolición de todas las distinciones de clases, a la abolición de todas las relaciones productivas existentes en que descansan tales distinciones, a la abolición de todas las relaciones sociales que corresponden a estas relaciones productivas y a la completa inversión de todas las ideas que derivan de semejantes relaciones sociales». Pero aquí, si bien el fin era claro, los medios para alcanzarlo eran relativamente vagos. La dictadura del proletariado dominaría el estado de «permanente revolución», pero ¿cómo había de cumplirse este estadio y qué forma iba a tomar? No hay duda de que hacia 1848 Marx pensó que lo produciría una élite que había de nombrarse a sí misma; ésta no trabajaría en secreto, como quería Blanqui, ni estaría encabezada por una única figura dictatorial, como ocasionalmente propuso Bakunin, sino que sería, como Babeuf, quizás, la concibió en 1796, un reducido grupo de individuos convencidos e implacables que ejercerían el poder dictatorial y educarían al proletariado hasta que éste alcanzara un nivel en que pudiera comprender su propia tarea.

Por ello Marx había propugnado en Colonia en 1848-49, una alianza temporal con los dirigentes de la burguesía radical. En este estadio, la pequeña burguesía que luchaba contra la presión de las clases que estaban inmediatamente por encima de ella, era la aliada natural de los trabajadores; pero como era incapaz de gobernar por su propia fuerza, cada vez dependería más del apoyo de los obreros hasta el momento en que los obreros, ya amos económicos de la situación, conquistaran las formas oficiales del poder político, ya por un golpe violento, ya por presión gradual. Esta doctrina (cuya más clara formulación se halla en el mensaje de Marx de 1850 a la Liga de los Comunistas) es bien conocida porque (revivida por el agitador ruso Parvus) en 1905 Trotski urgió su aplicación, la adoptó Lenin y, en 1917, ambos la pusieron en práctica en Rusia con la fidelidad más literal. Empero, el propio Marx la abandonó a la luz de los sucesos de 1848, por lo menos en la práctica, en ciertos aspectos vitales. Gradualmente fue descartando toda la concepción de la toma del poder por una élite, la que se le aparecía impotente para lograr algo frente a un ejército regular hostil y a un proletariado ignorante y falto de adiestramiento. Los dirigentes de los obreros no carecían de coraje ni de sentido práctico, pero de todos modos les hubiera resultado completamente imposible permanecer en el poder en 1848 contra las fuerzas combinadas de los realistas, el ejército y la alta clase media. A menos que el proletariado como conjunto adquiriera conciencia del papel histórico que le correspondía desempeñar, sus conductores serían impotentes. Podían provocar un alzamiento armado, pero no podrían retener los frutos de éste si no contaban con el arpoyo consciente e inteligente de la mayoría de la clase trabajadora. Consecuentemente, la lección vital que enseñaban los sucesos de 1848 era, según Marx, que el primer deber de un dirigente revolucionario consiste en sembrar entre las masas la conciencia de su destino y de su tarea. Éste es un proceso largo y laborioso, pero, a menos que se lleve a cabo, nada se logrará como no sea el derroche de energía revolucionaria en estallidos esporádicos dirigidos por aventureros o exaltados que, al no contar con una base real en la voluntad popular, han de ser inevitablemente derrotados, después de un breve período de triunfo, por las repuestas fuerzas de la reacción; a ello se agrega la brutal represión subsiguiente que paralizará al proletariado por muchos años. Por estos motivos se negó a apoyar, en vísperas de su estallido, la revolución que desembocó en la Comuna de París en 1871, si bien luego, y sobre todo por motivos tácticos, le dedicó un conmovedor y elocuente epitafio."

Tema 2/2 Marx abandona la alianza con la burguesía (como señala en el Manifiesto del Partido Comunsta) y opta por la pureza ideológica y táctica:

"De ahí su continua insistencia, en años posteriores, en conservar la pureza del partido, en mantenerlo lejos de todo enredo que pareciera una transacción. La política de expansión gradual y la lenta conquista del poder a través de reconocidas instituciones parlamentarias, acompañadas por una presión sistemática en escala internacional sobre los patronos por conducto de los sindicatos y organizaciones similares, como medio de asegurar mejores condiciones económicas para los trabajadores —y esto es lo que caracteriza la táctica de los partidos socialistas a fines del siglo XIX y principios del XX—, fue el producto legítimo de los análisis de Marx acerca de las causas de la catástrofe del año revolucionario de 1848.

Su principal objetivo —la creación de condiciones en las cuales fuera viable la dictadura del proletariado, «la revolución permanente»— no sufrió modificación alguna; la burguesía y todas sus instituciones estaban inevitablemente sentenciadas a la extinción. Acaso el proceso durara más de lo que había supuesto originariamente y, en tal caso, había de enseñarse al proletariado a ser paciente; sólo cuando la situación estuviera madura para una intervención, los dirigentes habían de llamar a la acción; entre tanto, debían dedicarse a reunir, organizar y disciplinar las fuerzas obreras de modo que éstas estuvieran prontas para cuando llegara la crisis decisiva. La historia ha ofrecido un comentario irónico sobre el particular: los caudillos de la revolución comunista rusa (país donde, sea dicho de paso, Marx no creía que su teoría fuera aplicable), al obrar de conformidad con la descartada opinión de 1850 y al encender la mecha cuando las masas populares no estaban evidentemente maduras para su tarea, por lo menos lograron prevenir las consecuencias de 1848 y 1871; en cambio, los alemanes ortodoxos y los socialdemócratas austríacos, fieles a la última doctrina de su maestro, obraron cautelosamente y gastaron sus energías educando a las masas para la misión que les esperaba, y fueron abatidos por la reorganizada clase reaccionaria, cuya fuerza debería haber socavado mucho antes, y fatalmente, la marcha de la historia y el constante trabajo de zapa por parte del proletariado."

"Berlin, Isaiah. Karl Marx: su vida y su entorno. Madrid, Alianza Editorial, 2007 [1939].

10 julio 2021

Gardel


La primera vez que viajé a Buenos Aires lo segundo que hice, no bien tuve un momento libre de trabajo, fue visitar la casa del Morocho de Abasto. Luego, en avenida Corrientes compré varias revistas, entre ellas Todo es Historia, director Félix Luna, No.522 (enero 2011): Los amores de Gardel.

La lectura de la biografía del cantor argentino me ha dado pie para ver sus películas. Años atrás había pocos lugares donde conseguirlas, siempre en formado CD (aunque me sorprendió encontrarlas en ambulantes de la avenida Sáenz Peña - Callao). Ahora son accesibles en YouTube. Las estoy viendo en orden cronológico.

Felipe Pigna nos hace lamentar la desaparición del cortometraje La casa es seria (París, octubre 1932). Cuenta la historia de Juan Carlos Romero (Carlos Gardel), que asedia sin descanso a Carmen Rivera (Imperio Argentina) hasta que la muchacha cede. Se citan para la noche. Ella lo dejará entrar a su dormitorio, pero deberán tener mucho cuidado porque es un alojamiento para jovencitas. Conforme lo acordado, él llega puntual y silba para que le arroje la llave, pero desde la distintas ventanas recibe una lluvia de llaveros:

"[...] dándole la excusa a Carlitos para lucir su sonrisa cachadora y decir: «¿Y esto es una casa seria? ¡Mi Dios!»." nos dice Pigna.

Leído en julio 2021.

Pigna Felipe. Gardel. Planeta, Buenos Aires, 2020

29 junio 2021

Manifiesto del Partido Comunista

Me gusta mucho esta edición física, con notas a pie de página de Engels y notas finales de los editores.

El libro abre con fotos de los autores y a lo largo del texto se intercalan ilustraciones de la portada de la primera edición, que antecede a la famosa "Un fantasma recorre Europa" (p. 31); una página del manuscrito original -las dos primeras líneas escritas por su esposa Junny Marx- (entre p. 54 y 55); y nuevamente la portada original de 1848, esta vez a color (entre p. 60 y 61).

Continúa con los prefacios a la edición alemana de 1872, rusa de 1882, alemana de 1883 -a partir de entonces, solo firmada por Engels-, inglesa de 1888, alemana de 1890 (una de las que más me gusta), polaca de 1892, italiana de 1893.

A partir de la edición alemana de 1883, Engels reconoce que pertenece única y exclusivamente a Marx la idea fundamental del Manifiesto; esto es:

que la producción [régimen] económica de la producción y la estructuración social que de ella se deriva necesariamente en cada época histórica constituye la base sobre la cual descansa la historia política e intelectual de esa época; que, por tanto, toda la historia [de la sociedad] (desde la disolución del régimen primitivo de propiedad común de la tierra) ha sido una historia de lucha de clases, de lucha entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas, en las diferentes fases del proceso social; y que ahora esta lucha ha llegado a una fase en que la clase en que la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede ya emanciparse de la clase que la explota y la oprime (la burguesía), sin emancipar, al mismo tiempo y para siempre, a la sociedad entera de la explotación, la opresión y las luchas de clases [...]

En la edición alemana de 1888, Engels, ampliándolo un poco más, nos vuelve a contar que el Manifiesto fue publicado como programa de la Liga de los Comunistas.

Dentro del libro, el prefacio alemán de 1890 es uno de las partes que más me gusta. "El Manifiesto tiene su propia historia" (p. 19), nos dice Engels. Habla de su recepción inicial, muy entusiasta. Luego, su desplazamiento a segundo plano. Después, su recuperación. Aún así, la Asociación Internacional de los Trabajadores, a fin de incluir "a las tradeuniones inglesas, a los proudhonianos franceses, belgas, italianos y españoles, y a los lassalleanos alemanes", no podía partir de los principios expuestos en el Manifiesto. Debía, pues, tener un programa diferente, el cual fue elaborado por Marx como preámbulo del Estatuto de la Internacional. 19-20). En las últimas líneas destaca la nota final 25:

25. El Congreso de Ginebra de la Primera Internacional fue llevado a cabo del 3 al 8 de septiembre de 1866. Asistieron a este congreso sesenta delegados representando al Congreso General y a las diferentes secciones de la Internacional como también a las sociedades de obreros de Inglaterra, Francia, Alemania y Suiza. Hermann Jung fue el presidente. “Instrucciones para los delegados del Congreso General Provisional en diferentes asuntos”, de Marx, fue leído en el congreso como informe oficial del Congreso General. Los proudhonianos, que eran dueños de una tercera parte de los votos en el congreso, se opusieron a las “Instrucciones” de Marx con un programa que abarcaba todos los rubros de la agenda. Sin embargo, los defensores del Congreso General se impusieron en la mayor parte de los problemas sometidos a discusión. El congreso adoptó seis de los nueve puntos contenidos en las “Instrucciones” como sus resoluciones: sobre una unión internacional de fuerzas, sobre la sanción legal de la jornada de 8 horas de trabajo, sobre el trabajo de los niños y las mujeres, sobre la labor cooperativa, sobre los sindicatos y sobre el ejército permanente. El Congreso de Ginebra también aprobó los Estatutos Generales y Reglamentos Administrativos de la Asociación Internacional de los Trabajadores.

El Congreso obrero de París — El Congreso de Trabajadores de la Internacional Socialista fue llevado a cabo en París del 14 al 20 de julio de 1889, y fue, en realidad, el congreso para la fundación de la Segunda Internacional. Antes del congreso los marxistas dirigidos directamente por Engels mantuvieron una persistente lucha oponiéndose a los oportunistas franceses (posibilistas) …

Está compuesto de cuatro capítulos muy cortos y de fácil lectura.

Capítulo I Burgueses y proletarios

"La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de  las luchas de clases.

Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes.

En las anteriores épocas históricas encontramos casi por todas partes una completa división [estructuración] de la sociedad en diversos estamentos, una múltiple escala gradual de condiciones sociales. En la antigua Roma hallamos patricios, caballeros, plebeyos y esclavos; en la Edad Media, señores feudales, vasallos, maestros, oficiales [de gremios] y siervos y, además, en casi todas estas clases todavía encontramos gradaciones especiales." (p. 32-33)

Capítulo II Proletarios y comunistas

Se nos ha reprochado a los comunistas el querer abolir la propiedad personalmente adquirida, fruto del trabajo propio, esa propiedad que forma la base de toda libertad, de toda actividad, de toda independencia individual. (p. 51)

III. Literatura socialista y capitalista

IV. Actitud de los comunistas ante los diferentes partidos de oposición.

“En Alemania, el Partido Comunista lucha de acuerdo con la burguesía, en tanto que esta actúa revolucionariamente contra la monarquía absoluta, la propiedad territorial feudal y la pequeña burguesía reaccionaria.
Pero jamás, en ningún momento, se olvida este partido de inculcar a los obreros la más clara conciencia del antagonismo hostil que existe entre la burguesía y el proletariado, a fin de que los obreros alemanes sepan convertir de inmediato las condiciones sociales y políticas que forzosamente ha de traer consigo la dominación burguesa en otras tantas armas contra la burguesía, a fin de que, tan pronto sean derrocadas las clases reaccionarias en Alemania, comience inmediatamente la lucha contra la misma burguesía. 
[…] 
En resumen, los comunistas apoyan por doquier todo movimiento revolucionario contra el régimen social y político existente. 
En todos los movimientos ponen en primer término, como cuestión fundamental del movimiento, la cuestión de la propiedad, cualquiera sea la forma más o menos desarrollada que esta revista. 
En fin, los comunistas trabajan en todas partes por la unión y el acuerdo entre los partidos democráticos de todos los países. 
Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Las clases dominantes pueden temblar ante una revolución comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.” (p. 76-77)

Leído en abril 2021, después de las elecciones generales que ganaron Perú Libre (Pedro Castillo Terrones) y Fuerza Popular (Keiko Fujimori Higuchi).

Antes de fin de año, pretendo continuar con la Agonía de Mariátegui, de Flores Galindo, y Esencia de la democracia, de Kelsen.

Marx, Carlos y Engels Federico. Manifiesto del Partido Comunista. Ediciones en Lengua Extranjera. Pekin, 1971 (tercera reimpresión)

26 mayo 2021

M. El hijo del siglo

Seguimos la vida y la época de Mussolini, desde que funda los Fasci italiani di combattimento (Milán, 1919) hasta el momento que se encumbra en la jefatura del gobierno y disuelve el Parlamento (Roma, 1924). No fue un camino fácil. Tuvo que controlar varias facciones al interior de la organización. Contrario a lo que pudiera pensarse, el fascismo era un movimiento descentralizado. Convertirlo a partido le costó al Duce hacer concesiones propias de un buen negociante, aunque sin muchas intenciones de cumplir los acuerdos.

Existen momento tragicómicos. Si el Rey hubiera autorizado el estado de sitio, la marcha sobre Roma habría acabado en una desbandada de brabucones. Pero mucho más fuerte era la imagen de tropas contundentes que había sabido proyectar Mussolini que la realidad misma. Mucho se ha criticado a Víctor Manuel III su falta de carácter, pero también pudo ser la actitud de un monarca constitucional que no deseaba derramar sangre y trataba de dejarse llevar por los caminos de la democracia, aunque la italiana exigía más un condutcor.

En cambio, la muerte del diputado Matteotti, y la de muchos dirigentes, muestran el lado suicida de un país que toma esta opción (ya sea de Izquierda o Derecha).

Cómo se explica que una sociedad tolere y hasta llegue a venerar a un grupo violento y extremista. Sencillamente, porque se entiende que está combatiendo a otro grupo violento: los comunistas de aquella época, cuyo excesos, tanto en huelgas como en prepotencia individual y grupal, pero sobre todo, en la amenaza de una revolución -amenaza muy presente debido a la entonces reciente Revolución rusa-), generó simpatía por el opositor fascista.

Ello nos debe hacer reflexionar, pues con mucha facilidad se llama fascista al político de ideas derecha extrema, pero que carece de cualquier ánimo violentista. Esto es último hace la diferencia.

Propio de un historiador, es una biografía en el que hasta los pensamientos se encuentran documentados.

Scuratti, Antonio. M. El hijo del siglo. Alfaguara, 2020.

08 mayo 2021

Eloísa está debajo de un almendro

La noche del viernes 07.05.2021 fui a leer (placer paralelo al postergado "ver") Eloísa está debajo de un almendro (1940), del franquista Enrique Jardiel Poncela. Solo el prólogo (algo así como el Acto Cero), que se desarrolla en un cine de barrio, vale por toda la obra. Hay momentos en que uno no puede sino reírse a carcajadas (aunque con la sensación que más bien es el dramaturgo el que se está riendo del público). El Acto Segundo (último Acto) no terminó de convencerme, pero para entonces ya estamos dispuestos a concederle todo al autor español.

¿Alguna vez habrá sido escenificado en Lima? En YouTube hay como cuatro o cinco puestas en escena (algunas por amateurs bien intencionados). Esto habla claramente de su vigencia. Lamentablemente, ninguna está diseñada para ser vista por pantalla (mal audio, mal énfasis).

YouTube registra otras comedias suyas, siempre con títulos paradójicos: Un adulterio decente, Los ladrones somos gente honrada, etc. Pero parece que Eloísa es su obra maestra.

Finalmente, devolví el libro de mi padre a la biblioteca, donde había estado casi cincuenta años a la espera que lo leyera.

Madrid, Salvat Editores S.A., (biblioteca básica de libros RTV), 1969.

04 abril 2021

El caso Banchero


Su rostro amoratado, con ensañamiento en los ojos, parecía el de un boxeador duramente castigado. Y es que estando boca abajo, amarrado de pies y manos, y a veces con la cabeza ligeramente levantada, tres veces había recibido en la parte posterior del cráneo el peso de una escultura de siete kilos. Pero no fueron los golpes de cara contra el suelo lo que realmente lo mató, sino las dos fuertes cuchilladas que penetraron los costados hasta romperle las vértebras.

Antes todavía, le fue desatada una mano para escribir a puño una carta dirigida a la Clínica Javier Prado. En ella informaba que asumía los costos correspondientes a la atención médica de su captor y que además le entregaran una cifra de dinero.
Así terminaba sus días el empresario pesquero más importante del país, de casi metro ochenta de estatura y complexión atlética, a manos del esmirriado jovencito que lo había sometido apuntándole una Luger Parabellum (su propia arma, hurtada meses atrás).
El jovencito confesó el crimen y la testigo (amarrada, violada, pero no golpeada) corroboró la historia, punto por punto, desde que llegaron a la solitaria casa de campo hasta que el asesino salió de la residencia, desapareciendo entre los arbustos.
El caso estaba resuelto en menos de 48 horas. Pero cambiaron de juez instructor.
La nueva autoridad judicial se preguntó por qué la parte trasera del cráneo no tenía más señas que un hematoma. ¿Acaso el rostro había sido golpeado directamente? Por lo demás, el esmirriado jovencito ni la testigo tenían la fuerza suficiente para clavar el cuchillo con tal profundidad y daño de vértebras. ¿Habían participado terceras personas? Es cierto que el cuerpo fue encontrado con amarres. Y sin embargo no tenía huellas de atadura. La letra calmada del empresario no reflejaba la tensión vivida, la posición en que fue escrita la carta o tan siquiera la falta de circulación sanguínea después de estar atado varias horas. Además, el grosor de la punta ni el matiz del color correspondían al lapicero encontrado. ¿Cuándo realmente había sido redactada? ¿Y la Luger que el jovencito no había sabido cargar durante la reconstrucción?
Los cuestionamientos y las dudas se multiplican a partir del capítulo 29. La parte anterior, en contrapunto, describe la vida de la víctima (incluido su esfuerzo por evitar a los intermediarios internacionales y consolidar un frente nacional para la venta de harina de pescado) y el momento fatal, intercalados con rápidos detalles del acontecer nacional y mundial.

Imposible no relacionar el siguiente pasaje de Estudio en escarlata (capítulo 3, p. 44-45), escrita en 1887:
"En el suelo húmedo arcilloso veíanse muchas huellas de pies; pero como los policías habían ido y venido por el sendero, yo [Watson] no acertaba a comprender cómo mi compañero [Holmes] podía abrigar esperanzas de descubrir allí algo de interés.[...].

 —Ha sido usted muy amable viniendo. Lo he dejado todo intacto.

—¡Salvo eso! —le contestó mi amigo [Holmes], apuntando hacia el sendero—. Ni aunque hubiera pasado por ahí una manada de búfalos podría haberlo revuelto más."

Con este párrafo de El caso Banchero (capítulo 29, p. 334):
"Los guardias civiles de Chaclacayo franquearon el paso a todos. Pronto no hubo dónde estacionar en la casa de campo. Si existieron otras huellas de neumáticos, aparte de las impresas ese día por el Pontiac de la víctima y por el automóvil de Cerruti, quedaron pulverizadas por los desordenados visitantes." 

Aunque leído entre el 2 y 3 de abril 2021, este libro, en esta edición, lo tenía pendiente desde hace cincuenta años, aproximadamente, cuando, junto con Pantaleón y las Visitadores, mi padre lo compró en mi presencia y la de mis hermanos.

El caso Banchero, de Guillermo Thorndike, Barcelona, Barral Editores S.A., 1973, p. 479.

11 febrero 2021

El gran Gatsby

Desde que la leí, a mediados de los ochenta (siglo XX) se convirtió en uno de mis libros favoritos. Seguramente tendría dieciocho o veinte años. Todavía conservo la edición Plaza & Janés S.A., serie Rotativa, 1971, en la excelente traducción de E. Piñas. Para valorar su trabajo, basta citar el capítulo III, p. 69 (casi llegando al capítulo IV):

"A las ocho, cuando las oscuras avenidas de los Forties estaban llenas de temblorosos taxis, alineados de cinco en fondo, rumbo al distrito teatral, sentía que mi corazón naufragaba. En el interior de los taxis se veían confusas siluetas tiernamente abrazadas, sonaban ráfagas de armoniosas canciones, estallaban risas provocadas por ininteligibles chistes, o brillaban las móviles brasas de los cigarrillos dibujando extraños jeroglíficos. Imaginando que también yo me precipitaba hacia la alegría y compartía si íntima excitación, les expresaba interiormente mis mejores deseos."

Esta misma escena, traducida por Justo Navarro para editorial Anagrama (2011), queda así:

"A las ocho, otra vez, cuando la calzada en penumbra de las calles Cuarenta se llenaba de la agitación de los taxis, en filas de cinco, que iban a la zona de los teatros, sentía una opresión en el corazón. Se unían las siluetas en el interior de los taxis a la espera de reemprender la marcha, cantaban las voces, chistes que yo no oía provocaban risas, y cigarrillos encendidos trazaban ininteligibles espirales. Imaginando que yo también corría hacia la alegría y compartía su entusiasmo más íntimo, les deseaba lo mejor."

El texto original dice:

"Again at eight o'clock, when the dark lanes of the Forties were five deep with throbbing taxi−cabs, bound for the theatre district, I felt a sinking in my heart. Forms leaned together in the taxis as they waited, and voices sang, and there was laughter from unheard jokes, and lighted cigarettes outlined unintelligible 70 gestures inside. Imagining that I, too, was hurrying toward gayety and sharing their intimate excitement, I wished them well."

En alguna parte leí que Fitzgerald consideraba una debilidad de la novela no haber desarrollado el ascenso económico de Gatsby. Seguramente ello le hubiera tomado por lo menos un capítulo más. Pero hubiera sido absolutamente innecesario.

03 febrero 2021

1984

Debí enterarme del autor y la novela en 1984. Recuerdo que casi no había periódico o revista que le dedicara un artículo. Era el año Orwell. Desde entonces lo tenía como uno de mis pendientes.

Antes, sin embargo, quedé deslumbrado por Rebelión en la granja, escrito en 1945. Es un libro lleno de imágenes poderosas. Una de las que más me llamó la atención fue la transformación de los tiernos cachorros en agresivos mastines.

Después seguí (continuo siguiendo), de manera esporádica y sin ningún orden, con el voluminoso Ensayos, que aun no termino de leer.

Por fin, a finales de enero 2020 empecé 1984 (los reseñadores atribuyen el título a la inversión de los dos últimos dígitos, habida cuenta que fue publicado en 1949) y lo terminé el 03.02.2021, en la traducción de Miguel Temprano García, con introducción de Umberto Eco (Orwell, o la energía visionaria) y epílogo de Thomas Pynchon.

El libro se lee rápidamente y trata, como se ha dicho muchas veces, sobre el totalitarismo basado en la persecución y el dolor (siendo comparado con Huxley, cuya distopía se basa en el control a través del placer). Para ello es indispensable tener a la sociedad en estado de excepción permanente. Con razón, la Corte Suprema de Colombia restringió al Poder Ejecutivo de su país la adicción a declarar constantemente el estado de emergencia, a pesar que sobrarían razones para entenderlo. Por eso muchos comentaristas han recurrido a esta obra para advertirnos en el pretexto que se puede convertir la pandemia COVID-19 para nuestros días.

Como dice el escritor italiano, 1984 no es una obra maestra. Sin embargo, mantiene siempre esas imágenes tan fuertes, como los dos minutos de odio (en contraposición al respetuoso minuto de silencio que conocemos. Todavía es más fuerte la tercera y última parte, sobre todo la escena final, que deja al lector con una sensación casi física de dolor y humillación. Recuerdo haber leído descripciones de tremendas palizas (por ejemplo, en Conversación en La Catedral, los golpes que recaen sobre el joven aprista, si la memoria no me falla). El objetivo siempre es dominar al rebelde. Pero aquí pareciera trascender el  envilecimiento y la degradación.

No se puede sino sentir cariño por Winston y Julia. El inicio de su relación es abrupto, pero luego el autor se las ingenia para normalizarla. Pynchon apunta: "[...] la historia de amor de 1984 puede mantener su tono adulto y real, aunque a primera vista parezca seguir la fórmula familiar de a chico le desagrada chica, chico conoce a chica, chico y chica se enamoran casi sin darse cuenta, luego se separan y por fin vuelen a encontrarse".

O´Brien genera una maligna fascinación. A no dudarlo, mucho de los actores que han encarnado personajes de esa naturaleza deben haberse apoyado en la descripción, muy visual, de sus gestos.

El mismo día que terminé la novela vi la película en la versión de 1956, con Edmond O´Brien y Jan Sterling, dirigida por Michael Anderson. Existe una versión personificada en John Hurt que no he visto aún.

04 enero 2021

Tradiciones peruanas

El congreso internacional organizado por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) en octubre de 2019 despertó mi interés por Ricardo Palma. Por supuesto, en la etapa escolar, habré cumplido alguna tarea vinculada a él. Así, a los cincuenta años de edad, empecé a leer y descubrí que la mayor parte de las Tradiciones peruanas son un verdadero placer.

¿En qué ejemplar los leería? Cuando era muy niño, mi padre volvió una noche con seis volúmenes empastados, papel grueso, sepia claro, editado por Espasa y Calpe, 1966. Contenía las ocho series, algunas tradiciones más, Anales de la Inquisición y obras adicionales. Años después, mi padre se sorprendió de encontrarlos en mi biblioteca. Tomó los dos primeros volúmenes y en cada uno escribió una dedicatoria cariñosa a mis hijos. Estaba claro que en esta ocasión las bondades recién descubiertas del formato electrónico quedaban desplazadas por la nostalgia y que solo habría una fuente de lectura.

A continuación, hago breve anotaciones de las tradiciones que de alguna manera me llamaron la atención, aunque en todas se destaca la prosa elegante de Palma.

NOTA (enero, 2021): A partir de la serie tercera, entre paréntesis, anoto la fecha de escritura y el orden dentro de los 530 relatos, basado en Díaz Falconí, Julio. Cronología de las Tradiciones Peruanas. Lima, Facultad de Lenguas Modernas. Universidad Ricardo Palma, 2005 (segunda edición). Existe una tercera edición, aumentada y corregida, por la misma editorial, del 2015.

SERIE PRIMERA (leída completa en 2020)

 «Don Dimas Tijereta»
Aunque indispensable en cualquier antología, no estoy seguro que sea buen inicio para relacionarse con Palma en nivel escolar secundaria; estoy seguro que después se puede disfrutar mejor.

«Mujer y tigre»
Bien puede ser parte de las noticias policiales de un cualquier periódico actual.

«Un litigio original» 
Hasta qué punto puede llegar la ridiculez.

«La casa de Pilatos»
Enfrentar el racismo y la intolerancia.

«Justos y pecadores»
La justicia necesita un culpable.

«Predestinación»
Feminicidio que, por divagar en exceso, bien podría concentrarse en los apartados impares.
(V) ”Pues bien, María, si no has de pertenecerme, no quiero que ningún hombre llegue a poseer tu belleza. / Y seis veces clavó su puñal en el cuerpo de la desventurada joven".
(VII) ”¿Sabes qué harán con Cebada?”

«Dos millones»
Las nuevas modalidades de robo.

 «Las cayetanas»
“Arma atroz es el ridículo ...”

 SERIE SEGUNDA (leída completa en 2020)

«Los caballeros de la capa»
Un gusto histórico inigualable.

«Una carta de Indias»
La historia de Cristóbal Vaca de Castro potencia la tradición Los caballeros de la espada. La primera parte debe ser el primer caso de lavados de activo. El origen de América no se atribuye a Vespucio, sino a las montañas de la hoy Guatemala.

«El tamborcito del pirata»
(III) “[...] pues razones de política desconfianza [al virrey] le impedían armar a los indios y a los esclavos [contra el pirata holandés].
(IV) “Hasta los ladrones y los asesinos fiaban en la protección de algún santo, al que, cuando salían bien librados de su criminal empresa, agasajaban con cirios y misas”

«Los duendes del Cuzco»
Si la autoridad no castiga al maltratador, los ofendidos toman justicia por sus manos.

«De potencia a potencia»
El virrey contra la autoridad eclesiástica.

«Los polvos de la condesa»
El árbol de la quina y el descubrimiento de sus efectos benéficos.

«Una vida por una honra»
(I) “[... ] pues como dice la copla: hasta para ir al cielo / se necesita / una escalera grande / y otra chiquita”, que es parte de la letra de La Bamba.

«El justicia mayor de Laycota»
Una sensación de fastidio. Si el orden había sido restablecido en Laycota, solo la codicia explica los sucesos ulteriores. Especial interés en el pie de página dedicado al drama Ollantay.

«¡Beba, padre, que le da vida!...» (escrito en 1877)
"Crónica de la época de mando de una virreina", que duró de junio 1668 hasta abril del año siguiente. Reivindicación de la mujer (a través del sarcasmo, aunque con figuras que hoy pueden ser consideradas políticamente incorrectas). Palma demuestra ser liberal.

«Racimo de horca» Virrey de Perú 20°
(II) "De él se decía que entró rico y salió casi pobre".

«La emplazada»
(I) "Doña Verónica Aristazábal, embargante sus cuarenta pascuas [...]". Una historia de celos femeninos hasta la muerte.

«Cortar el revesino»
Los propietarios iniciales del área de palacio.

«Un proceso contra Dios»
La historia de un bondadoso español que pierde fe en la humanidad.
(I) "Así, cuentan que un sabio obispo logró que se bautizase un judío muy acaudalado. Después de su conversión, empezaron a sobrevenirle desgracias sobre desgracias, y el obispo creyó confortarlo diciéndole:
-No te desesperes, que tus desdichas no son sino beneficios que el Señor reparte entre aquellos a quienes ama.
Amostazóse el cristiano nuevo y contestó:
-Pues esos regalos que los guarde Dios para sus amigos viejos; pero conmigo, a quien conoce de ha poco, ¿sobre qué tanta confianza y cariño?"
(III) "Como se ve, las distinciones del reo eran tanto casuísticas; pero encontró abogado -y lo maravilloso sería que no lo hubiese hallado- que se prestara a sostener juicio contra Dios. ¡La chicana forense es tan fecunda!"

«Muerta en vida»
(I) "¡El amor se cría! Palabras que envenenaron muchas almas [...].
¡El amor se cría! Frase inmoral  [...]".
Para hacer entrar en vereda, las esclavas son castigadas físicamente y las hijas enviadas al monasterio.
(II) El virrey solicitó la abolición de la mita, pero el monarca encarpetó la petición".

 «Un virrey y u  arzobispo» Virrey del Perú 30° conde de Superunda.
"Entre tanto, toca a la juventud hacer algo para evitar que la tradición se pierda completamente. Por eso, en ella se fija de preferencia nuestra atención, y para atraer la del pueblo creemos útil adornar con las galas del romance toda narración histórica." Aquí, romance se entiende como ficción.
(I) Terremoto del Callao, nacimiento de Bellavista, epidemias, etc.
(III) Poder del virrey balanceado con el del arzobispo.
(VI) Palma explica por qué llama rebelde a Apu Inca. El virrey deja el cargo. Rumbo a España cae en desgracia.
(VII) Se reencuentra con el arzobispo. 

«Rudamente, pulidamente, mañosamente» Virrey del Perú 31° Manuel Amat y Juniet.
(II) Vino de Chile con poca fortuna y salió del mando limeño millonario,  pero fue absuelto en juicio de residencia.
(III-IV) Inseguridad ciudadana por delitos robo de militares.  "Encapados" : ronda policial creada por el virrey. 

«El resucitado» Virrey del Perú 32° Manuel Guirior.
(II) Visitador Areche llega con la misión de exprimir a los contribuyentes., generando el descontento que en la siguiente tradición desembocará en luchas bajo el liderazgo de Túpac Amaru II.

«El corregidor de Tinta» Virrey del Perú 33° Jáuregui.
(I) Aparece Túpac Amaru y Micaela. Se dibuja la personalidad del corregidor Antonio de Arriaga.
(II) Es ahorcado.
(III) Descuartizamiento de Túpac Amarú.

«¡A la cárcel todo Cristo!» Virrey inglés Ambrosio O'Higgins.
(II) Inseguridad ciudadana. Discriminación en el trato de detenidos. 

SERIE TERCERA (leído en enero 2021)

02. «La achirana del Inca» Inca 9° Pachacutec (escrita en 1878 / tradición 184)
Suele figurar en los textos escolares; seguramente, porque es corta y exalta a un Inca caballeroso. Dudo mucho que sirva para crear una buena relación con el lector joven.
No obstante, es un buen ejemplo de cómo los incas conquistaban a base de diplomacia. En contra-partida, también es un buen ejemplo de cómo los pueblos (en este caso, del valle Ica) carecían de la rebeldía araucana.
La historia se desarrolla en 1412. "Tal, según la tradición, es el origen de la achirana, voz que significa lo que corre limpiamente hacia lo que es hermoso."

03. «Por beber en copa de oro» (ubicada en 1613) (escrito en 1879 / tradición 239)
El sacrilegio trajo consigo la maldición del pueblo. Una buena historia de cómo la Iglesia católica dominaba a los indígenas.

04. «Carta canta» (ubicada en 1558) (escrito en 1875 / tradición 104)
Hoy diríamos, papelito manda.
"Papelito habla".
"Y pues he empleado la voz encomendero, no estará fuera de lugar que consigne el origen de ella. En los títulos o documentos en que a cada conquistador se asignaban terrenos, poníase la siguiente cláusula: 
«Ítem, se os encomiendan (aquí el número) indios para que los doctrinéis en las cosas de nuestra santa fe»".
"La sencilla ignorancia de los indios atribuía a la escritura un prestigio diabólico y maravilloso. Creían, no que las letras eran signos convencionales, sino espíritus, que no solo funcionaban como mensajeros, sino también como atalaya o espías". 

05. «Una excomunión famosa» (escrito en 1875 / tradición 103)
Lenguaje siempre elegante. 
Anécdota insípida. Se salva el primer párrafo que habla del fanatismo religioso.

06. «Aceituna, una» (escrito en 1879 / tradición 283)
"Once las letras del aguardiente" es la frase rescatable.

08. «La endemoniada» (escrito en 1877 / tradición 182)
Va para ser exorcizada y termina embarazada.

09. «Puesto en el burro ... Aguantar los azotes» (escrito en 1875 / tradición 162)
"Aquel desacato clamaba por ejemplar castigo. Dejarlo impune habría sido democratizarse antes de tiempo".

10. «Esquive vivir en Quive» (escrito en 1879 / tradición 269)
Parecido a Por beber en copa de oro, también es una historia para asustar a los que atacan a la Iglesia católica o sus representantes. De manera aislada, breve asomo de santa Rosa.

11. «El cáliz de santo Toribio» (escrito en 1877 / tradición 148)
No es una gran tradición, pero sentí el dolor del cura al desprenderse de tan apreciado objeto histórico.

12. «Una aventura del virrey poeta» (escrito en 1875 / tradición 101)
Lo más interesante es el item I por la descripción del conflicto entre el bando de los vicuña ("llamado así por el sombrero que usaban sus afiliados") y los vascongados; y la última frase.
(II) "Si en ello pecaba, la culpa era de su siglo, y no se puede exigir de los hombres que sean superiores a la época en que les cupo en surte vivir."

14. «¡A Iglesia me llamo!» (escrito en 1872 / tradición 37)
(II) Primera mención a la institución denominada asilo, la cual se deba en el templo.
(III) "Entonces se hizo notorio que el alférez don Antonio de Erauzo era una mujer, a la que sus padres dieron el nombre de Catalina Erauzo y la historia llama la Monja alférez".

17. «Traslado a Judas» (escrito a fines de 1880 / tradición 276)
"Que no hay causa tan mala que no deje resquicio para defensa, es lo que querían probar las viejas con la frase: 
«Traslado a Judas»".
"
–Hombre, que no eres tan pícaro como te juzgábamos, sin dejar por eso de ser un grandísimo bellaco –contestó un hombre de muchas canas y de regular meollo, que era redactor en jefe de uno  de los periódicos más populares de Jerusalén".

20. «Los apóstoles y la Magdalena» (ubicado en 1657) (escrito en 1875 / tradición 100)
Banda de ladrones que azotaban Potosí: "Los apóstoles practicaban el comunismo ...".

24. «Capricho de limeña» (ubicado por los años 1727) (escrito en 1874 / tradición 91)
Vinculado a Pepe Bandos (escrito en 1872 / tradición 39 / serie segunda).
Su tema es el asilo y la inviolabilidad de domicilio durante el Virreynato (respetado para algunas familias) y la República (derecho meramente formal: "¿Constitución a estas horas? Que lo amarren al señor").

25. «La trenza de sus cabellos» (escrito en 1874 / tradición 92)
Relata parte de la vida de Baltazar Gavilán. La imagen terrorífica de su escultura lo mató una noche.

26. «Un reo de Inquisición» (escrito en 1877 / tradición 168)
Como en Las brujas de Salem, la persecución religiosa (por no quitarse la gorra en señal de respeto) sirvió para propósitos personales: "[...] el vejete le había birlado la novia".

27. «Por una misa» (escrito en 1880 / tradición 278)
Una tradición de acerca de la cultura jurídica peruana: "De la lectura de ese códice he sacado una moraleja inmoralísima, y es que por muy convencido que uno esté de que no le asiste la justicia, debe pleitear y pleitear, y embromar y ganar tiempo, para ver qué es lo que Dios hace en favor nuestro".
Sin embargo, no era injusta la petición: "Los paulinos se encastillaron en que la frase por casualidad, descuido o malicia no comprendía intriga o cohecho, y apelaron ante el rey y su Consejo".
Pese a que "El arzobispo y la Real Audiencia declararon que la cláusula testamentaria no admitía interpretación, y que era clara como la luz", en realidad el caso exigía que también fuera revisado al amparo del principio: 
 «A nadie se le debe permitir beneficiarse de su propio fraude, o tomar ventaja de su propio error, fundar cualquier demanda sobre su propia iniquidad, o adquirir propiedad sobre la base de su propio crimen», que era, en el fondo, la posición de los paulinos.

28. «De asta y rejón» (escrito en 1875 / tradición 99)
Un anónimo (parece fundado) incrusta los celos de la mujer. Aunque el español Vilches era de toda su confianza para efectos económicos, pronto exhibió su real talante.

30. «Los argumentos del Corregidor» (escrito en 1874 / tradición 93)
El visitador José de Antonio de Areche, tan vinculado a Tupac Amaru II, se salvó de un final desprestigiado a través del argumento pecuniario que le enseñó un Corregidor de Indias.

31. «Un escudo de armas» (escrito en 1878 / tradición 181)
"Entre los infinitos títulos de Castilla que en el Perú existieron, tal vez no llegaban a seis los que acordó gratuitamente la corona, y como tributo al mérito o recompensa de eminentes servicios".
Tomando la crónica de Córdova hace un inventario de la cantidad de títulos que se dispensaron onerosamente por rey.
"Sólo los bonaerenses tuvieron el buen sentido de no gastar plata en boberías; [...] En Buenos Aires, todos y todas son canalla legítima [...]". Tal vez una de las primeras frases de lo que hoy se llama lenguaje inclusivo.

32. «Un camarón» (escrito en 1880 / tradición 279)
Tradición sobre coliseo de gallos.

  • "La batalla duró veintidós segundos y nadie habría osado poner en duda el triunfo del malatobo si un muchacho no hubiera gritado: «¡Camarón! ¡Camarón! ¡Camarón!»".
  • "La gritería que se alzó en el circo fué atroz. Algunos de los partidarios del difunto se vinieron, garrote levantado, sobre el dueño del malatobo, quien, cargando con su gallo, corrió a refugiarse al lado del regidor, juez de la lidia".

33. «Santiago El Volador» (escrito en 1877 / tradición 152)
En 1761, se presenta al virrey Manuel de Amat y Juniet un memorial sobre un invento para volar.

34. «Sabio como Chavarría» (escrito en 1874 / tradición 87)
Desde ahora voy a utilizar esta expresión (sin ofender).

35. «La niña del antojo» (escrito en 1880 / tradición 280)
"[...] si hemos de dar crédito a muchas tesis o disertaciones médicas que, impresas en Lima, en diversos años, se encuentran reunidas en el tomo XXIX de Papeles varios de la Biblioteca Nacional". La 
costumbre de Palma de citar sus fuentes antecede a la práctica borgeana. Y en ambas, la credibilidad no logra disociarse de la ficción.

37. «¡A nadar, peces!» (escrito en 1875 / tradición 107)
Bien podría figurar entre las modalidades de estafa actual. Moraleja contra los halagos (a los que ciertamente todos somos propensos).

38. «Un capítulo de frailes» (escrito en 1880 / tradición 281)
Interesante juego político por alcanzar el cargo mayor.

39. «Conversión de un libertino» (escrito en 1877 / tradición 157)
Tsunami o maremoto en Callao.

40. «Más malo que Calleja» (escrito en 1874 / tradición 94)
México cuenta con un español muy malo. El talavera que arribó a Perú no lo desmerecía:
"El 24 de abril de 1814 y en momentos que se conspiraba en Lima largo y menudo contra la dominación española, nos llego de Cádiz en el navío Asia el batallón Talavera, compuesto de ochocientos angelitos escogidos entre lo más granado de los presidios de Ceuta, Melilla, la Carraca y otras academias de igual lustre".

41. «El Rey del Monte» (escrito en 1874 / tradición 90)
Relato relacionado a la esclavitud negra, aunque Palma se cuida bien de advertir que la opresión e indignidad "no son asuntos para artículos del carácter ligero de mis TRADICIONES".
La envidia vuelve a utilizar a la Inquisición para destruir a la mujer que vivía de hacer mazamorra. Su hijo protagonizará una revuelta negra, finalmente vencido por su Dalila.

42. «Dónde y cómo el diablo perdió el poncho» (escrito en 1875 / tradición 109)
En Ica, después que Jesús y los apóstoles pasaran por allá. Palma se concede con gracia las mismas libertades que haría con Traslado a Judas 
(escrito a fines de 1880 / tradición 276).

43. «Johán de la Coba» (escrito a fines de 1880 / tradición 282)
El proceso de quiebra duró dos siglos. Lástima que Palma optó por escribirlo en español del siglo XIV (en muestra de su virtuosismo).

44. «Tras la tragedia, el sainete» (escrito a fines de 1874 / tradición 277)
Tradición de la letra con sangre entra. Traumático (salvo que se tuviera un esclavo o criado a quien endilgar el castigo). De solo pensar cómo se impartía la educación en aquellos días ... Imposible evitar el final con un suspiro de alivio.

SERIE CUARTA (leído en el segundo semestre 2021)

Agrupado «Tres cuestiones históricas sobre Pizarro»
01-(I) 
«¿Supo o no supo escribir?» (escrito en 1876 / tradición 137)
01-(II) 
«Fue o no fue marqués de los Atavillos?» (escrito en 1880 / tradición 284)
01-(III) 
«¿Cuál fue y dónde está el gonfalón de guerra?» (escrito en 1880 / tradición 285)

05. «La conspiración de la saya y manto» (escrito en 1875 / tradición 121)
(II) "Cuestión aplazada, cuestión ganada --pensaron las limeñas--, y cantaron victoria, y el orden volvió al hogar."

06. «Hermosa entre las hermosas» (escrito en 1875 / tradición 110)
"Dice usted, amigo mío, que con cuatro paliques, dos mentiras y una verdad hilvano una tradición. Pues si en esta que le dedico hay algo que peque contra el octavo mandamiento, culpa será del cronista agustino que apunta el suceso, y no de su veraz amigo y tocayo."

07. «El verdugo real del Cuzco» (escrito en 1876 / tradición 140)
(II) Cuando don Rafael / Juan Enríquez dijo "Quiero ser verdugo real", "Diego Centeno y los que con él estaban se estremecieron". 
(III) "
El verdugo no encuentra corazones que le amen ni manos que estrechen las suyas. El verdugo inspira asco y terror. Lleva en sí algo del cementerio. Es menos que un cadáver que paseara por la tierra, porque en los muertos hay siquiera un no sé qué de santidad." Dos veces Palma incide en su sonrisa glacial e irónica y fatídica.
Sin más relación que el título y el desprecio que causa el cargo oficial, me viene a la memoria la gran película española El verdugo (1963), dirigida por Luis García Berlanga.

09. «Quizá quiero, quizá no quiero» (escrito en 1876 / tradición 123)
(I) "
El marqués Pizarro, en Lima, se hallaba sitiado por un ejército de ochenta mil hombres al mando de Titu-Yupanqui, que ocupaba el cerro llamado después de San Cristóbal, conmemoración acaso del milagro que hizo el santo obligando a los indios a emprender la fuga. Titu-Yupanqui murió en el combate.
Más aflictiva, si cabe, era la situación de los cuatrocientos españoles avecindados en el Cuzco. El inca Manco, a la cabeza de doscientos mil hombres, mantuvo durante muchos meses a la imperial ciudad en riguroso asedio. Los conquistadores, en los diarios combates que se vieron forzados a dar, ejecutaron hazañas heroicas, casi fabulosas."
(II) "
Y a mujer que se obstina en no querer, no hay más que dejarla en paz e irse con la música a otra parte;" Beatriz cede por presión familiar.
(III) Pero el contundente «Sí» matrimonial, queda reemplazado por la frase del título de la tradición.

10. «Los amantes de Real Orden» (escrito en 1875 / tradición 115)
Felipe II ordena que en ciudad de los Reyes, dentro de los treintas días, todos los estantes y habitantes se casen, so pena de perder propiedades.
"A los que anhelen hacer amplio conocimiento con tan valiente como simpático caudillo [Francisco Hernández Girón], les recomiendo la Crónica de las revoluciones del Perú, que escribió y dio a la estampa en Sevilla, por los años de 1571, Diego Fernández (el Palentino), libro cuya circulación en América estuvo prohibida por el rey durante dos siglos."
El siguiente párrafo es un ejemplo de la prosa de Palma:
"El marqués de Mondéjar [virrey de Perú] tenía concertado con la Audiencia el nombramiento de don Pedro de Hinojosa para justicia mayor de los Charcas, y cuando éste había casi terminado sus aprestos de viaje, acaeció la muerte de su excelencia [21.07.1552]. Pasados los días de luto oficial, se reunieron los oidores y creyeron conveniente que subsistiese lo acordado. Llamaron a don Pedro, tuvieron con él una mano de conversación, se desvanecieron ciertas desconfianzas que de él abrigaban, y le intimaron que precipitase su marcha al lugar de su destino; pues motivos tenían sus señorías para barruntar que en la villa imperial iba a armarse un motín de órdago y noche turbia."

12. «Los pasquines del bachiller "Pajalarga"» (escrito en 1875 / tradición 113)
Anticipo de la Mala hora de Gabriel García Márquez y de los agravios virtuales que se propinan escudados cobardemente en identidades falsas.
(I) "[...] 
los hombres entendidos en la política principiaban por traidores, para después de sacar jugo a la rebeldía terminar por leales vasallos del rey. Esto era comer a dos carrillos, como monja boba."

15. «Los alcaldes de Arica» (escrito en 1875 / tradición 119)
"Que el corregidor y Cabildo de aquella ciudad han nombrado dos alcaldes negros, con color de que haya más justicia, y antes son en perjuicio de la República, porque se aúnan con los negros cimarrones y delincuentes y con la libertad de la vara hacen muchos agravios."

16. «San Antonio de Montesclaro» (escrito a fines de 1880 / tradición 286)
"Los seiscientos mitayos puestos bajo sus órdenes le tenían más miedo que al tifus; que el vizcaíno era hombre muy de la cáscara amarga y que por un pelillo mataba a palos a un indio, como quien mata a un perro sarnoso. Según él, para los cholos no había cielo ni infierno, sino purgatorio eterno en esta vida y en la otra."

17. «El ombligo de nuestro padre Adán» (escrito a fines de 1880 / tradición 287)
Me recuerdo de niño asistiendo a una función escolar de teatro por esta tradición.

18. «Las tres puertas de San Pedro» (escrito en 1876 / tradición 127)
Las catedrales están autorizadas a contar con tres puertas en el frontis. El templo limeño no es catedral y sin embargo tiene esas tres puertas. ¿Cómo lo consiguieron? A través de una hábil solicitud al Papa y una inteligente interpretación. Y aun así, se ha cuidado de nunca abrir esa tercera puerta (porque son conscientes de sus límites).

19. «¡Feliz barbero!» (escrito en 1875 / tradición 114)
En esa época un barbero hacía de todo:
"Tenía que poner sanguijuelas a un fraile, sinapismos a una damisela, sacar un raigón a la mujer del corregidor, afeitar a un cabildante, hacer la corona a un monago y cortar las trenzas a una muchacha mal inclinada. ¡Vaya si tenía trajín!
-Dígale a su merced que, en acabando de plantarle unas ventosas a la sobrina del cura, me tendrá a su mandato -contestó el barberillo a una de las requisitorias del fámulo.
«No hay barbero mudo, ni cantor sesudo», dice el refrán.
Más tarde dijo:
-En cuanto termine de rapar al fiel de fechos y al veedor, soy con su merced."

20. «Los Tesoros de Catalina Huanca» (escrito en 1876 / tradición 128)
El comportamiento político de los Huancas ante los Incas fue el mismo ante Francisco Pizarro, ante quienes cedieron a fin de mantener sus privilegios.

21. «Monja y cartujo: Tradición en la que se prueba que del odio al amor hay poco trecho» (escrito en 1875 / tradición 117)
El asedio del joven don Alonso de Leyva a doña Elvira, cónyuge de don Martín Figueras. La renuencia inicial, vencida, lleva a la muerte del esposo.
I. Miguel de Cervantes Saavedra es mencionado.
"Dádivas quebrantan peñas, o lo que es lo mismo, no hay cerradura donde es de oro la ganzúa;".
"A santo enojado, con no rezarle más, está acabado".
"[...] un traje de seda u otra porquería por el estilo".

24. «Una trampa para cazar ratones» (escrito en 1876 / tradición 122)
El parrafillo histórico dedicado a Arequipa. Don Geripundio pertenece al linaje de Ebenezer Scrooge (Canción de Navidad, 1843), pero sin reivindicación.

29. «Tabaco para el rey» (escrito en 1878 / tradición 231)
"Que las finanzas del Perú han andado siempre dadas al demonio, es punto menos que verdad de Perogrullo".

30. «Genialidades de la "Perricholi» (escrito a fines de 1880 / tradición 288)
Agradable semblanza de Micaela Villegas en un momento que se distanció del público y del virrey Amat en una "función [que] concluyó a capazos".
III. "El mismo maldiciente escritor dice que si Amat anduvo tan riguroso y justiciero con los ladrones Ruda y Pulido, fue porque no quería tener competidores en el oficio."
IV. "Pero era preciso reconciliar también a la Perricholi con el público, que por su parte había casi olvidado lo sucedido año y medio antes. El pueblo fue siempre desmemoriado, y tanto que hoy recibe con palmas y arcos a quien ayer arrojó del solio entre silbos y poco menos que a mojicones.
Casos y casos de estos he visto yo... y aun espero verlos; que los hombres públicos de mi tierra tienen muchos Domingos de Ramos y muchos Viernes Santos, en lo cual aventajan a Cristo. Y hago punto, que no estoy para belenes de política."

31. «Mosquita muerta» (escrito en 1876 / tradición 136)
Acerca del virrey marqués de Castelfuerte, que llegó al Callao en 1724 y de quien el tradicionista dice: "
La verdad es que no tuvo el Perú un virrey más justiciero, más honrado, ni más enérgico y temido que el que principió haciéndose la mosquita muerta."

32. «La misa negra» (escrito en 1877 / tradición 147)
Relatado desde la perspectiva de una abuelita.

36. «El puente de los pecadores» (escrito a fines de 1880 / tradición 290)
¡Qué tradición tan actual! Los puentes viejos sobreviven a los nuevos, el constante problema de los peajes y los concesionarios.

38. «Un tesoro y una superstición» (escrito en 1879 / tradición 233)
La historia del rescate aurífero que no llegó a salvar al inca Atahualpa.

39. «¡Ijurra! ¡No hay que apurar la burra!» (escrito en 1878 / tradición 220)
Reiterativa tradición con la misma moraleja.

41. «El mejor amigo ... un perro» (escrito en 1853 / tradición 4)
II. En la siguiente frase hay algo del mítico Faulkner “Llegó por ese año a Lima un caballero que andaba corriendo mundo y con el bolsillo bien provisto, pues se gastaba un dineral en sólo las mixtureras.
[…]
Entre los asiduos concurrentes al portal encontrábase nuestro viajero, cuya nacionalidad nadie sabía a punto fijo cuál fuese. Según unos era griego, según otros italiano, y no faltaba quien lo cree ese árabe.”
Un feminicidio. Al final, la lealtad del perro hasta la muerte.

42. «Un cuociente inverosímil» (escrito en 1878 / tradición 171)
La prueba en un proceso.

43. «Una moza de rompe y raja» (escrito en 1876 / tradición 124)
I. El primer papel moneda. En el correlativo de las series, creo que es la primera vez que se menciona a los libertadores San Martín y Bolívar.

44. «Justicia de Bolívar» (escrito en 1876 / tradición 146)
En el correlativo de las series, creo que es la primera tradición cuyo título menciona a Simón Bolívar y empieza a dibujarse su carácter.

46. «El primer cónsul inglés» (escrito en 1879 / tradición 234)
Ambig
üedad acerca de su asesino: ¿los realistas que permitieron su paso del Callao a Lima o los patriotas en el camino?

47. «La revolución de la medallita» (escrito en 1879 / tradición 225)
Don Chombo, marqués de Santa Sofía del Real Secreto y barón de Bobaliche (nombre y título falso de un personaje probablemente inexistente) es descrito por Palma como una copia exacta del niño Goyito (Espejo de mi tierra, de Felipe Pardo y Aliaga) y "seguía en política la bandera del más fuerte". Pero va más allá, porque cambia de bando constantemente.
Me hace recordar Peregrinaciones de una paria, de Flora Tristán, cuando Arequipa está por caer y los notables están indecisos, a la espera del ganador.
"
Desde entonces, siempre que le hablaban a Bolívar de maquinaciones contra el gobierno, contestaba sonriendo:
-¡La pim... pinela! ¿Si será esto como la revolución de la medallita?"

48. «Bolívar y el cronista de Calancha» (fecha de envío 14 mayo 1878 / tradición 224)
I. Después de la batalla de Ayacucho, uno de los ayudantes del general Sucre puso en la pared de la choza:
"9 DE DICIEMBRE DE 1824.
POSTRER DÍA DEL DESPOTISMO
Una semana más tarde, añadían:
Y EL PRIMERO DE LO MISMO
Después, a través de varios testimonios, se pinta el carácter de El Libertador.
II. Como corolario de esa descripción el tradicionista relata su viaje a Cuzco. Pregunta acerca de las autoridades locales. De todas había opiniones distintas, salvo de una, respecto de quien existía unanimidad favorable. El Libertador desconfía y es al único que remueve de su cargo. A mí, particularmente, me pareció arbitraria la justificación; y Palma se pregunta: "¿Tuvo razón Bolívar?". 

SERIE QUINTA (leído en el 2024)

01. «Un cerro que tiene historia» (escrito en 1879 / tradición 268)
Breve relato acerca del origen del nombre del cerro San Cristobal.

02. «El carnbunclo del diablo» (escrito en 1879 / tradición 253)
Relato de ambición (inevitable recordar la película El tesoro de Sierra Madre de John Houston).

05. «Orgullo de cacique» (fines de 1880 / tradición 292)
En el brindis, uno ofrece la bebida con veneno ("tósigo"), a lo que el otro responde:
"-Hermano, si me hablas con el corazón, dame el mate de la izquierda, que es mano que al corazón se avecina."

08. «El ahijado de la Providencia» (1878 / tradición 198)
Fundación de Arequipa
I. "El cuarto monarca del Perú [Mayta Cápac, aunque se calcula gobernó en el período 1246-1276], en la dinastía incásica, allá por los años de 1170, se detuvo con su ejército en un valle despoblado, pero amenísimo, al que llamó Ari-qquepas, que quiere decir quedémonos aquí; pero el padre Blas Valera, nacido en el Cuzco y muy entendido en las lenguas quichua y aimará, sostiene que Arequipa significa Trompeta sonora; porque qquepan llamaban los indios a un caracol marino del que usaban a guisa de trompa bélica".
"Fué (sic) a fines de 1539 [...] para que fundase la actual ciudad del Misti con el nombre de Villa de la Asunción de Nuestra Señora del Valle Hermoso [...]".
"Hablando de las aristocráticas pretensiones de los arequipeños, y con carácter de proverbio, decíase en Lima: Arequipa ciudad de dones, pendones y muchachos sin calzones" [...].
II. Después de esa introducción, con la elegancia habital, relata la disputa entre Alonso de Luque (uno de los fundadores de Arequipa), ya anciano, y un fraile, por una corvina, alimento muy apreciado en Cuaresma:
"Alonso de Luque se quedó bizco oyendo el latinajo, recelando que él encerrase algún versículo de la Biblia o, por lo menos, un texto de los Santos Padres."

13. «La procesión de ánimas de San Agustín» (1878 / tradición 204)
I. "
Alcalde del crimen por los años de 1640 era D. Alfonso Arias de Segura, hijo de los reinos de España, y hombre que se había conquistado en el ejercicio de su cargo la reputación de severo hasta rayar en la crueldad. Reo que caía bajo su férula no libraba sino con sentencia de horca, que como ven ustedes no era mal librar. Con él no había circunstancias atenuantes ni influencias de faldas o bragas. Y en esta su intransigencia y en el terror que llegó a inspirar fincaba el señor alcalde su vanidad."
"Después de un cuarto de rueda que le hizo crujir los huesos, se declaró Cominito convicto y confeso de un delito que, como sabemos, no soñó en cometer. La tortura es argumento al que pocos tienen coraje para resistir."

14. «Cortar por lo sano» (1878 / tradición 205)
El título de la tradición es un consejo usual para extirpar de raíz un mal. El esposo, cegado por los celos, lo interpreta en sentido fatal. Así, apuñala al "clérigo joven, buen mozo, siempre limpio y atildado".
II. Al final de la tradición, un oidor "mostraba escrúpulos para echar su garabato" en la sentencia, por lo que el virrey conde de Santisteban (1664) le dice:
"
- Firme usía de una vez y quédele horra [libre, exenta] la conciencia, que esto es cortar por lo gangrenado y no por lo sano."
Esta tradición sirve a Carlos A. López Bocanegra como metáfora extrema del Perú:
https://revistas.urp.edu.pe/index.php/El_Palma_de_la_Juventud/article/view/4010
(vista 24.03.2024)

15. «Un virrey capitulero» (1878 / tradición 206)
Vívido relato de la elección provincial agustino de 1669, aunque de índole religiosa, tuvo repercusión política y social. Por primera vez, la votación había sido ganada por los criollos: "era un pasito que, a lo somorgujo [disimulo, cautela], dábamos los peruanos camino a la Independencia". La llegada del nuevo virrey, don Pedro de Castro y Andrade, conde de Lemos, presionó para que la jefatura del capítulo retornara a los clérigos españoles.
En esta serie quinta, las tradiciones que tratan del tema son:
(15) «Un virrey capitulero» (1878 / tradición 206)
(
22) «Batalla de frailes» (1878 / tradición 212)
(
23) «Las clarisas de Trujillo» (fecha de envío 14.05.1878 / tradición ?)

16. «El niño llorón» (1878 / tradición 219)
Otra historia de celos y una retahíla de refranes sin son ni ton.

22. «Batalla de frailes» (1878 / tradición 212)
Alternancia de poder eclesiástico entre criollos y españoles, por períodos fijos (y, en el período crioillo, por votación).

23. «Las clarisas de Trujillo» (fecha de envío 14.05.1878 / tradición ?)
También recoge la práctica de altenancia de poder eclesiástico.
(15) «Un virrey capitulero» (1878 / tradición 206)
(
22) «Batalla de frailes» (1878 / tradición 212)
(23) «Las clarisas de Trujillo» (fecha de envío 14.05.1878 / tradición ?)

25. «Haz bien sin mirar a quién»  (1878 / tradición 215)
Un drama digno de las películas mexicanas del siglo de oro.

26. «Un obispo de Ayacucho» (1877 / tradición 166)
Siguiendo con la cinematografía mexicana, el actor perfecto para el histriónico prelado hubiera sido José Elías Moreno.

27. «La camisa de Margarita» (1877 / tradición 167)
"-¡Qué! Si esto es más caro que la camisa de Margarita Pareja."

33. «El divorcio de la condesita» (1878 / tradición 190)

I. Una frase de género:
"La educación que se daba a las niñas era por demás extravagante. Un poco de costura, un algo de lavado, un mucho de cocina y un nada de trato de gentes. Tal cual viejo, amigo íntimo de los padres, y el reverendo confesor de la familia, eran los únicos varones a quienes las chicas veían con frecuencia. A muchas no se las enseñaba a leer para que no aprendiesen en libros prohibidos cosas pecaminosas, y a la que alcanzaba a decorar el 
Año Cristiano no se le permitía hacer sobre el papel patitas de mosca o garrapatos anárquicos por miedo de que, a la larga, se cartease con el percunchante."

34. «El que espera desespera» (1878 / tradición 193)
"La aristocracia echó ternos. «¡Un corregidor de mala muerte tratar con tan poco miramiento a un hombre de pergaminos!.. ¡Ya todos somos unos, no hay privilegios ni cosa que merezca respeto!...»"

36. «¡Al rincón! ¡Quita calzón!» (1878 / tradición 218)
Tal vez lo mejor del texto sea su título, la referencia a la vieja doctrina "la letra con sangre entra" y el recuerdo a "Francisco Javier de Luna-Pizarro, vigésimo arzobispo de Lima, nacido en Arequipa en diciembre de 1780 y muerto el 9 de febrero de 1855".

38. «Una hostia sin consagrar» (1877 / tradición 151)
Una bonita tradición política que muestra los malos manejos gubernamentales del virrey Amat: "Acato y no cumplo".
Es un buen ejemplo de por qué Palma es tradicionista y no tradicionalista.

41. «Una sentencia primorosa» (fines de 1880 / tradición 296)
Para los que les guste litigar por cualquier cosa. Año 1797

43. «Una astucia de Abascal» (1877 / tradición 169)
Tal vez, un antecedente de la astucia de Ramón Castilla.

44. «Un tenorio americano» (1882 / tradición 317b)
III. "La chismografía del convento le había hecho saber que su amante era el general don Carlos María Alvear, el prestigioso dictador argentino en 1814, el rival de Artigas y San Martín [...]."

46. «¡Que repiquen en Yauli! (1878 / tradición 226)
Menciona a Francisca Zubiaga, La Mariscala, "esposa de [Agustín] Gamarra, mujer que tan importante papel desempeñó en la política de aquellos tiempos y a la que, con muy caprichosos colores, nos ha pintado Flora Tristán en sus Peregrinaciones de una paria."

47. «David y Goliath» (fines de 1880 / tradición 300)
David "que, como Gavroche [personaje perteneciente a Los Miserables] de Víctor Hugo, se mete en los bochinches que arma le gente grande, sin hacer ascos a la lluvia de píldoras de democracia, vulgo balas de fusil."

48. «Seis por seis son treinta y seis» (1878 / tradición 182)
Desarrolla un poco más la historia de Francisca Zubiaga, La Mariscala, "esposa de [Agustín] Gamarra".
I. "Parece que doña Francisca no aguantaba muchas pulgas; pues es fama que cuando la mostaza se le subía a las narices, repartía bofetones y chicotillazos entre los militares insubordinados, o hacía aplicar palizas de padre y muy señor mío, a los periodistas que osaban decir, ¡habrá desvergüenza!, en letras de molde: La mujer sólo manda en la cocina."

49. «El sombrero del padre Abregu» (1878 / tradición 170)
Los asaltos durante los viajes de Chorrillo a Barranco.

Sección HILACHAS
"Las hilachas, más que pequeñas tradiciones, son, en puridad de verdad, puntaciones históricas y chismografía de viejas. Hay en ellas cosas frívolas al lado de noticias curiosas. El autor ha desilachado tela de algodón y tela de seda y formado un ovillo o pelota de hilachas."
Ninguna es interesante, pese a que alguna antología a incorporado la XI -Los Gobiernos de Perú-, donde santa Rosa hace peticiones, la última de las cuales es: "Sí, Señor. Dale a mi patria buen gobierno".

SERIE SEXTA (leído en el 2024)

1 al 13 «El Demonio de los Andes», que inicia con la tradición 36 (1872), suerte de introducción a la biografía del maestre de campo Francisco de Carbajal, y continúa sin orden predeterminado. La más reciente corresponde al capítulo IV, que es la tradición 264 (1879). Finaliza con el capítulo XII, tradición 130 (1876).
Es un dibujo muy vívido del personaje y, la verdad, respecto a ese período de la Historia, lo comprendí mejor.

14. «Mírense en este espejo» (1879 / tradición 255)
"Lima, como todos los pueblos de la tierra, ha tenido y tiene sus lugares consagrados al mentidero; y gente ociosa y de buen humor, que junto con el persignarse por la mañana, urde notición, bola o embuste que ha de lanzar después del almuerzo."
"
Difícilmente, salvo que sea zapatero, encontraréis un peruano que se atreva a dar opinión sobre si el zurcido de una bota está bien o mal hecho; pero tratándose de gobernar el país, de dirigir y ganar batallas o de arreglar la hacienda pública, no hay hombre molondro, que con sólo haber uno nacido en el Perú, ya es omnisciente y puede pronunciar fallos más inapelables que los de la Corte Suprema. Regla sin excepción. Mientras más ignorante sea un prójimo en ciencias políticas y administrativas, tanto más competente es para hablar sobre ellas y hasta para ser ministro; así como, para echarse a periodista, lo esencial es no saber gramática ni proponerse aprenderla."

15.  «La excomunión de los alcaldes de Lima»  (1879 / tradición 258)
A pesar de asilarse en el convento, los alcaldes ingresan, lo sacan y torturan hasta matar al joven asesino.

16. «El chocolate de los jesuitas» (1879 / tradición 230)
Palabra clave: Aduana. 
Sea de ello lo que fuere, lo positivo es que de repente dieron los jesuitas en echarla de obsequiosos, y consiguieron del virrey permiso para enviar de regalo a España, y sin pago de derechos aduaneros, cajoncitos conteniendo bollos de riquísimo chocolate del Cuzco, muy apreciado, y con justicia, por los delicados paladares de la aristocracia madrileña. No zarpaba del Callao navío con rumbo a Cádiz que no fuese conductor de chocolate para su majestad, para los príncipes de la sangre y para el último títere de la real familia, para los ministros, para los consejeros de Indias, para los obispos y generales de órdenes religiosas, y pongo punto por no hacer una lista tan interminable como la de puntapiés que gobiernos y congresos aplican a esa vieja chocha llamada Constitución. ¡Así anda la pobrecita que no echa luz!
Y:
En estas y las otras se les durmió una vez el diablo a los teatinos; y un aduanero dio, en secreto, aviso al virrey Amat de que uno de los cajoncitos pesaba como si, en lugar de bollos, contuviera piedras. 

17. «Las brujas de Ica» (1878 / tradición 180)
Una pequeña relación de las brujas de Ica, incluyendo Cachiche.

18. 
«Un caballero de industria» (1879 / tradición 259)
Una estafa que bien puede aparecer en los periódicos de estos días.

20. 
«De esta capa nadie se escapa» (1879 / tradición 238)
Palabra clave: Grafitis

21. «Los dos sebastianes» (1879 / tradición 246)
Un despilfarrador y un tacaño: ¿A quién escogería?



Serie 6 «La hija del oidor»
En Pérez Garay, Carlos Alberto. Liberalismo criollo: Ricardo Palma, ideología y política (1833-1919), Lima, Universidad Ricardo Palma, 2015 (primera edición) p. 113, nota al pie 100:
"El 15 de julio de 1860, Palma publicó en La Revista de Lima su tradición ´La hija del oidor´. En este relato, de ferviente postura anticlerical y sobre todo antijesuita, el escrito limeño nos cuenta un suceso popular, en donde un padre de la Compañía (el Padre Lutgardo) rapta y asesina a una joven (Milagros Venegas) nada menos que en un subterráneo del Convento de San Pedro de Lima. La publicación de esta tradición dio lugar a diversas críticas de gente del clero. Uno de ellos, el presbítero José Antonio Roca y Boloña, decidió responder a Palma a través de las columnas de El Progreso Católico. En ella denunciaba que el autor de la mencionada tradición exhibía una falta de verosimilitud, su carácter contrario al decoro y a los fines moralizadores de la prensa. La respuesta de Palma no se hizo esperar, llegando a responder al sacerdote a través de una carta (con cierta dosis de ironía) enviada al diario El Comercio. Palma a José Antonio Roca y Boloña. Lima, 31 de julio de 1860. Epistolario General V. 1:33".


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